SAINT PAUL, MN
Contra Tiempo es un grupo de danza contemporánea que busca vincular diversas expresiones artísticas con mensajes de conciencia social y movilización. En palabras de la Directora, bailarina y coreógrafa de profesión, de origen Cubano-Americano, con padre cubano, y madre estadounidense, la forma en que creció le determinó para desarrollar un trabajo ligado con la lucha social en este país. Y es que sus padres fueron ellos mismos activistas, organizando gente en sindicatos, lo que llevó a la familia de un lugar a otros, a lo largo del país. De hecho, Ana María Alvarez nació en Carolina del Norte, vivió en Filadelfia, Nueva York, Alabama, Georgia, Florida,… en fin, por todos lados.
En sus avatares, Ana María Alvarez fue testigo de múltiples eventos que le permitieron reconocer que hay diversas maneras de ver el mundo. Especialmente a partir de la nueva configuración que tiene el país por cuanto diferentes grupos étnicos y culturales. “No había ningún otro latino… no había nada diferente, de Cuba, de Puerto Rico, de Venezuela, de México; nada. Ahora es bien diferente. Hemos hecho giras con mi grupo en Carolina del Norte, Georgia, y por todos lados, y me doy cuenta ahora que es bien distinto a como cuando yo era una niña.”
Así, señala la coreógrafa, que la mayor enseñanza que tuvo es que todos podemos pensar diferente, pero todos estamos conectados. Y al crecer dentro de un ambiente de lucha social, en medio de huelgas y movimientos en los que sus padres se involucraban, desarrolló una visión en la que concibe que el arte puede ser empleado para interactuar con las comunidades y denunciar injusticias. Comenzando a bailar desde pequeña, gracias a la herencia cubana de su padre, Álvarez estudió tanto danza clásica como contemporánea y obtuvo una gran influencia por parte de Narciso Medina, bailarín y coreógrafo cubano, quien mezcla igualmente distintos ritmos y estilos en sus creaciones (entre ellas destaca la obra Metamorfosis, que ha sido puesta en distintos países y por distintas compañías de danza).
Luego de estudiar Danza Moderna en la Escuela de Artes de North Carolina, Álvarez obtuvo su grado en Danza y Política del Colegio Oberlin, para luego recibir su Maestría en Artes Finas por el prestigiado Departamento de Artes Mundiales de la UCLA. En ese entonces, Ana Maria presentó una tesis que investigó sobre la abstracción de la salsa, y desarrolló una obra a la que puso por nombre Contra-tiempo. En esta obra, Álvarez buscaba proyectar una diversidad de ritmos y técnicas de baile. La obra dio pie a la creación de una compañía de danza, que fusiona, en palabras de la directora, expresiones, sensaciones, sentimientos, realidades y la forma de entendimiento de ellas.
Pero también como un instrumento de denuncia. “Como artista, es increíble la oportunidad que tengo para expresar esta forma de denunciar el estar aquí o allá. Yo siempre he estado interesada en lo que hay en medio. Es algo que tenemos que tener las ganas, de contar con otras perspectivas, otra forma de ver el mundo, bloqueándonos la posibilidad de avanzar como seres humanos.”
AUDIO: Entrevista con Ana María Álvarez, Directora Artística, Coreógrafa y fundadora de Contra Tiempo, por Rodolfo Gutierrez.
Al tener la oportunidad de vivir en el Sur de los Estados Unidos, Álvarez fue testigo de la situación por la que pasan muchos inmigrantes latinos, al no ser aceptados por la sociedad, y en muchos casos despreciados. Ello causó admiración a sus ojos, pues identificó en esa comunidad, la de los inmigrantes, una capacidad de resistencia, de tenacidad para mantenerse en pie. Por ello, en su trabajo busca introducir un poco de teoría de antropología política y danza, para influenciar a los bailarines, a fin de abrir un diálogo. Buscando hablar de lo que mucha gente teme hablar, cuando se piensa en el fenómeno de inmigración en Estados Unidos.
Este diálogo es la característica de la obra que la compañía trae a Minnesota: “Full Still Hungry” (Lleno Sigo Hambriento), que juega con las palabras en inglés, hablando de alimento, de comida, y de acción: Full (lleno), como una consecuencia de lo que se ha comido, por tanto representando el pasado; Still (Sigo), que supone la falta de movimiento, la expectativa ante lo que sigue, por tanto el presente; y Hungry (Hambriento, vacío), en busca de satisfacer esa vacuidad, esa falta de alimento, que se asocia con lo que vendrá, los platillos sobre la mesa que se han de cocinar y por tanto el futuro. Un intento de conectar dos mundos, dos espacios en los que la realidad puede ser, y es, vista de formas divergentes.
“Siempre estamos consumiendo, pero nunca nos sentimos satisfechos.”
“Es importante desmembrar algo para llegar a algo nuevo,” Ana Maria Alvarez.
En la obra veremos aparecer, nos anuncia la coreógrafa, a Carmen Miranda, una figura metamórfica, que ha jugado distintos papeles en la definición de lo Latino, circulando como metáfora de la construcción misma del concepto de latinidad en los Estados Unidos. Muchos no recordarán los comerciales de Chiquita Banana, y la imagen de Carmen Miranda, y que significaron incluso la creación del concepto de “nación bananera” en las décadas de 1930 a 1950. Una mujer sexi, colorida, y con una inocencia rayana en lo absurdo.
Una obra que, desde la perspectiva de Álvarez, esta obra es una fusión entre el sentido de la comida y de la danza. Fusión que podría traducirse como “un bocado por un pensamiento.” Una invitación explícita a observar cuidadosamente la obra al tiempo en que se disfruta la música, ella misma como una fusión de ritmos. Ello quedó evidenciado en una animada y prolongada charla con la directora de Contra Tiempo, en la que anunció que suela invitar al público en general a participar con los bailarines al cerrar la presentación, como una fusión más, esa que pocas ocasiones podemos atestiguar: la fusión de los artistas con el público, la fusión entre el arte y la vida cotidiana.
Como mencionó la autora, “por el baile, pudimos buscar esa manera de hacer [un diálogo] más cómodo, hacerlo en comunidad… descubrí que, a través del arte, yo tengo la capacidad de cambiar la manera en que piensa la gente, y que también puedo cambiar la conversación sobre otros temas. El objetivo es crear arte que pueda iniciar nuevas conversaciones.” Con ello, busca empujar a la gente a pensar de forma distinta, más inclusiva. Una obra que cuestiona el consumismo sin sentido, dirigida a todo el público, que tendrá la oportunidad de ver historias diversas, de parte de los y las bailarines de la compañía.
Una busca de expresar el contra tiempo que se encuentra intrínseco en la resistencia, en la protesta y en la denuncia por el cambio. Una compañía de danza que sin duda invitará a pensar, a digerir y a disfrutar. Habrá que ir con los zapatos de baile bien puestos, y dispuestos a caer en la provocación a la que nos invitará Ana María Álvarez y su Contra Tiempo. Seamos testigos, aprendamos a aprender en el Ordway, este sábado 7 de febrero.
Fotografía por Kerville Cosmos Jack
