MINNEAPOLIS, MN
Los grandes bancos esperan el año 2020 con expectativas de que el mercado alcista se alargue en Wall Street pero, aunque creen que no habrá recesión y se rebajarán las tensiones comerciales con China, señalan el “riesgo” de volatilidad que conllevarán las elecciones presidenciales.
“La volatilidad tiende a ser más alta en años electorales que en los que no lo son, y no vemos razón para que 2020 sea diferente”, señalan en su informe sobre perspectivas del próximo año un grupo de estrategas del banco más grande del país, JPMorgan Chase.
“La economía estadounidense ha vuelto a un crecimiento más lento, pero debería evitar la recesión”, explican los economistas liderados por el analista David Kelly, para quienes “Washington impactará y será impactado por la economía” el año que viene, en el que “probablemente se mantendrá” la “amenaza de subidas de aranceles”.
En ese sentido, la segunda mayor entidad de EE.UU., Bank of America, cree que un pacto comercial “provisional”, como el que Donald Trump prevé firmar con China este 15 de enero, podría aliviar, aunque temporalmente, las preocupaciones antes de las presidenciales y “preparar el camino a un mini-impulso del crecimiento global a mitad de año liderado por los tipos en EE.UU. y un dólar débil”.
La jefa de investigación global de este banco, Candace Browning, apunta que “el nuevo año y década comienzan cerca del final del mercado alcista más largo hasta la fecha, y pese a las fuertes ganancias recientes, la ansiedad de los inversores sigue en un nivel alto”.
“Muchos de sus factores determinantes –las políticas del banco central, la globalización, el petróleo– se han disparado, y nuevos paradigmas emergen en respuesta a una serie de diferentes retos a los que se enfrentan los sistemas sociales, medioambientales, políticos y económicos de todo el mundo”, agregó.
Los analistas de Citigroup destacan por su parte que “los signos de polarización política continúan”, y sospechan que “Wall Street se volverá más temeroso a mitad de año”, citando como “fuentes de volatilidad” las tensiones comerciales con China, el juicio político a Trump y las elecciones presidenciales.
“El futuro de las políticas fiscales en EE.UU. tras los comicios de 2020 es un problema en la mente de los inversores”, opina el jefe de estrategia de inversiones de CitiBank, Steven Wieting, quien teme la “reversión” de la reforma fiscal del Gobierno de Donald Trump y las potenciales “reformas radicales del sistema sanitario”.
Aún así, el tercer banco de EE.UU. prevé que en 2020 el ciclo alcista se alargue y los principales indicadores de la Bolsa de Nueva York alcancen mejores cifras de lo previsto anteriormente, coincidiendo con otras entidades en que habrá “un posible acelerón” en la primera mitad del año.
De manera similar, Wells Fargo aparta los temores de recesión señalando que tras varias inversiones de la curva de rendimientos de la deuda en 2019, lo más probable es que esta se “eleve” gracias a la política monetaria de la Reserva Federal y que además se alcance una “distensión razonable” en la guerra comercial.
“Vemos espacio para un crecimiento lento en 2020 y 2021”, dijo el economista Tim Quinlan esta semana en una conferencia sobre las perspectivas del banco, donde citó entre las incertidumbres otra vez las presidenciales, si bien en ocasiones anteriores “no han tenido un efecto negativo discernible sobre la economía”.
Goldman Sachs anticipa un “trasfondo decente para los mercados financieros en la primera parte de 2020”, pero advierte de que los “temores por el impacto a un mayor gravamen corporativo sobre las ganancias podrían aumentar en la carrera hacia las elecciones”, a la vez que el crecimiento salarial también reduce los márgenes.
Los economistas de la entidad financiera señalan en su informe que los cuatro principales aspirantes demócratas a la presidencia “han propuesto al menos una derogación” de la reforma fiscal de Trump, y aún obteniendo una mayoría baja en el Senado, “deberíamos esperar un incremento en los impuestos a las empresas”.
“Si no logran un control unificado, la política fiscal de EE.UU. probablemente se mantendrá sin cambios al menos hasta 2023, aunque los pilares de las ganancias corporativas seguramente se deterioren”, agregan estos expertos, encabezados por el economista Jan Hatzius.