SAINT PAUL, MN
El senador Al Franken anunció su renuncia el jueves, convirtiéndose en el político estadounidense de más alto rango que ha dimitido a raíz de las acusaciones cada vez más amplias de conducta sexual inapropiada.
Hablando en el Senado, Franken, dijo: “Todas las mujeres merecen ser escuchadas y sus experiencias tomadas en serio”.
Pero señaló que su respuesta a las acusaciones de mala conducta sexual “dio a algunas personas la falsa impresión de que estaba admitiendo hacer cosas que no había hecho. Algunas de las acusaciones en mi contra simplemente no son ciertas. Otros recuerdo de manera diferente”.
Sirviendo en el Senado de los Estados Unidos, dijo que fue “el gran honor de mi vida”.
Continuó: “Sé en mi corazón que nada de lo que he hecho como senador, nada, ha traído deshonor a esta institución”.
Opinión:
Uno de los senadores en Washington, representando al estado de Minnesota, enfrena hoy uno de sus peores momentos como político, y acaso como figura pública. Y es que hoy, suman ya nueve casos de mujeres que acusan al senador de haber registrado acciones inapropiadas contra ellas. Los casos emergen a partir del momento en el que la conductora de radio, Leeann Tweeden mostrara públicamente una foto en la que Al Franken aparece en una acción reprobable de abuso en contra de Tweeden. A ello, el Franken respondió que no había excusa válida por la foto, pero que se ponía en manos de una investigación de ética en su persona.
Cuatro días después, el 20 de noviembre, Lindsey Menz acusó al senador de haber puesto su mano en el cuerpo de la demandante en forma inapropiada durante la feria estatal de Minnesota en el 2010. A ello le han seguido tres denuncias anónimas de mujeres que acusan a Franken de haberse propasado durante actos políticos en los años 2006, 2007 y 2008. Stephanie Kemplin, una veterana de la armada, indicó que en el 2003 el senador habría también cometido actos inapropiados, colocando sus manos en sus senos por 5 a 10 segundos. En todos los casos, Franken ha declarado que las acusaciones son falsas.
Pero hoy, diciembre 6 del 2007, Tina Dupuy, ex directora de comunicaciones del partido Demócrata, y hoy columnista para El Atlántico, indicó que Franken le tomó parte de la piel y le apretó, cuando ella posaba para una foto en el 2009.
Como consecuencia, hoy suman alrededor de una docena los senadores demócratas que demandan que Al Franken presente su renuncia a su cargo.
Este Jueves por la mañana el mismo Franken sostendrá una conferencia de prensa sobre el caso y posiblemente un anuncio definitivo sobre su postura y continuación en el cargo.
A ellos se ha sumado el mismo Tom Perez, líder del Comité Nacional Demócrata. Resalta que las demandas a renunciar hechas a Franken fueron expresadas incluso antes de que se diera a conocer el octavo caso en contra del senador, y cuando a todos los otros casos habría dado respuesta, negando categóricamente que ninguno de ellos fuera cierto, salvo el caso de Tweeden.
Al Franken ha sido uno de los políticos más influyentes en el Senado, presentando iniciativas de ley que buscan beneficiar a la mayoría de la población, y plantándose firmemente en contra de iniciativas republicanas y presidenciales que parecieran ir en contra de los intereses de la mayoría. Durante su participación en diversos comités, Franken ha sido uno de los más firmes políticos demócratas, cuestionando duramente las acciones de relevantes miembros del gabinete de Trump.
Franken ha expresado también sus disculpas ante los eventos que han iniciado esta serie de denuncias en su contra, comprometiéndose a acatar los resultados que la comisión de ética del senado pueda presentar al desarrollar una investigación en su persona. Y, la mayoría de los casos, la mitad de ellos anónimos, no han sido probados, ni existe clara evidencia de que hayan ocurrido.
Cabe entonces preguntarse si basta ser demócrata, progresista, para ser juzgado en forma incontestable, y verse obligado a renunciar al cargo para el que se ha sido electo, en tanto que el presidente de este país ha sido expuesto en muchísimas acciones que van en contra de la mayoría de la población, o bien en contra de ciertos grupos étnicos, raciales o culturales, e incluso con pruebas irrefutables de haber actuado bajo principios misóginos y claramente agresivos, y nadie de su partido ha demandado aún su renuncia como jefe de estado.
En ningún caso el acoso sexual debe ser condonado, olvidado o minimizado. Pero la forma en la que se responde a ello debiera ser igual, en contra de quien lo cometa, independientemente de quién sea; el presidente o un senador. Quien ello hace, debe ser responsable y demandársele pagar las consecuencias.
