POR DRA. NANCY ÁLVAREZ
Alguien me comentó hace poco que “hay que amarse como los gatos”. Es interesante, ¿por qué? Ah, es que a la gente no le importa el carácter que tenga el gato. Lo aman así, porque todo el mundo tiene su forma de ser.
La independencia hay que respetarla. Todo el mundo tiene derecho a ser uno mismo, a seguir viviendo como quiere. Eso es independencia. No podemos estar pegados el día entero. Una necesita hablar con las amigas, beberse un café… o cualquier cosa.
A la pareja no hay que querer domarla. No podemos aspirar a que sea como nosotros. ¿No es así como se aman los gatos? Respetan el carácter del otro y son muy independientes. ¡Y dígamelo! A veces, se desaparecen por la noche y vuelven arañados al otro día. La gente también suele decir: “Está enamorado como un gato”.
Todo esto lo explico en mi libro “Amarse no es suficiente”. Y aquí viene un inciso. Usted tiene que respetar al otro tal como es. Claro, pero no si es un borracho que le maltrata todos los días, o un adicto a la rabia, que vive peleando e insultándola. ¡Ah, no! Eso sí hay que cambiarlo. A una persona así se le manda bien lejos.
En las ideas que me enviaron sobre el amor y los gatos, hay una cosa en la que no estoy de acuerdo. Me dicen que “hay que dejarlos acercarse cuando quieran”.
Con los gatos, eso vale; pero si debemos querer a la gente como los gatos, entonces debemos tener cuidado con esa idea. ¿Sabe por qué? Porque hay personas que se criaron en ambientes donde la distancia era enorme con los demás. Hay familias que se pasan años y no se hablan.
Pero también hay familias demasiado cercanas, que se pasan el día entero queriéndole mandar y decirle lo que tiene que hacer: “dónde estabas, cómo te fue, por qué no me llamaste”. Quieren controlarle. Entonces, ahí es donde hay que enseñar un poco de distancia, para que no le asfixien.
Sin embargo, la distancia muy fuerte termina con la relación. Usted no puede ser cariñosa y ocuparse de todo, mientras el hombre ni le habla, ni le dice “te quiero”. La distancia exagerada acaba con la relación. Aunque sea la del gato, porque los gatos son posesivos y, cuando llegan, siempre quieren que le hagan caso.
Así que seamos independientes y cariñosos como los gatos, pero no olvidemos nunca que somos seres humanos.