MINNEAPOLIS, MN
La idea era instalar cámaras en los uniformes de los policías para que puedan garantizar que hacen su trabajo de forma apropiada, y que no actúan en contra de las reglas. La intención era poder probar que en efecto las cámaras podrían servir para ese propósito, y entonces proponer que se implementaran en mayor número de uniformes de policía. Y, cuando apenas han estado funcionando por un par de semanas, los oficiales de policía que las portan, y quienes dentro del departamento han dado seguimiento a ello, sostienen que las cámaras han mostrado desde ya algunos beneficios.
A ello se suma la existencia de cámaras fijas en diversos puntos de la ciudad, que han sido ya empleadas en la solución de casos. Como muestra, la jefa de policía de Minneapolis, Janeé Harteau, mencionó que oficiales de policía en el centro de la ciudad emplearon recientemente las cámaras para lograr la aprehensión de un sospechoso de asalto. Según Harteau, una persona reportó que había sido despojado de su sombrero y zapatos, dando una descripción del sujeto a los oficiales de policía. Gracias a ello, los policías lograron encontrar al sospechoso, con la ropa que había robado.
Según testimonio de Harteau, lo mejor del asunto no fue que fuese posible identificar al individuo mediante una toma del video que mostraba su imagen, pero que la persecución fue rápida y expedita. Debido a que los investigadores no tuvieron que salir en su busca, ni hablar con las víctimas, ni entrevistar a testigos, la evidencia que mostraba el video fue concluyente y suficiente, según indicó la jefa de policía.
De acuerdo a declaraciones de algunos policías, es poco probable que la presencia de las cámaras llegue a influir en la relación que los policías sostienen con los ciudadanos. Al menos, eso ha expresado Ken Feucht, uno de los primeros oficiales de policía que emplearon la cámara en sus ropas al estar en funciones. Feucht dijo que la cámara no ha generado ningún cambio en la forma en que él interactúa con el público.
Entre otros que con él coinciden, Feucht sostiene que la gente raramente mira a la cajita cuadrada que lleva en el pecho, la cámara pasa virtualmente desapercibida. Acaso por el tamaño que tiene el aditamento, que se equipara al de una caja de cartas de baraja, y la colocación estratégica en el pecho, lo cierto, indica el oficial de policía, nadie ha señalado que la lleve consigo.
Para los policías es también una tentación el portar las nuevas cámaras, llegando a activarla incluso fuera del tiempo en que se encuentran en funciones, o yendo simplemente más allá de lo que demanda el reglamento. Para ellos, el tenerla activada no lastima a nadie, y en muchos casos los policías la activan con mucho mayor frecuencia de lo requerido, con base a la libertad que impone el uso indiscriminado del aditamento, con base al mejor criterio que los policías puedan optar.
Existía una alternativa a la cámara en el pecho, que los policías rechazaron, y que consistía en pequeños aditamentos que se podrían montar en lentes o en goggles, bajo el argumento de que acaso requerirían de mayor número de cables y por tanto pondrían en riesgo la vida de los policías en situaciones comprometidas.
Por lo pronto, las cámaras han sido bien aceptadas por policías en funciones, y se ha propuesto que se extienda su implementación, por lo que en poco tiempo los policías del cuarto precinto en el Norte de Minneapolis, dentro del cuarto precinto policial, comenzarán a usar las cámaras a finales del presente mes de julio.