SAINT PAUL, MN
Esta semana se está presentando una obra musical en el foro mayor del Ordway Center. Con toda la espectacularidad que se pueda desear.
Se trata de una historia que hemos escuchado infinidad de veces desde que éramos pequeños, y que hemos contado a nuestros hijos: la leyenda del Rey Arturo, y los caballeros de la mesa redonda. Una historia que acaso cambia de moralejas, al ser adaptada para los tiempos en los que la obra habrá de presentarse.
Una de las más memorables ocasiones en las que la historia se relata, fue alrededor de 1138, en la que la Historia de los Reyes Británicos, escrita por el famoso historiador Geoffrey of Monmouth, da cuenta de los elementos míticos de la historia de la mesa, en donde el mismo Arturo se encuentra con su padre, bajo no muy positivas condiciones, el mago Merlín y la famosísima espada Excálibur.
Con el milagro que lleva a Arturo a ser uno de los gobernantes más jóvenes en la Gran Bretaña, es decir, la extracción de la espada Excálibur de una roca en la que estaba inserta, Arturo vuelve a aparecer en relatos de los años 1170 a 1190, en sendas relaciones que se enfocan a la figura mítica de Sir Lancelot, y la reina Guenevire. Así, esa leyenda que comenzó en el siglo 9 de nuestra era, genera muchas interpretaciones y participaciones de personajes que cobran estaturas increíbles, como el mismo mago Merlín.
En esta adaptación, el escenario juega un papel fundamental, con una escultura que abre la obra, que puede representar una naturaleza muerta de metal, muy semejante a la muerte a que estará condenado el corazón del magnánimo Rey Arturo, quien a lo largo de su reinado, luego de reconocer haber llegado muy joven a dicha posición, buscó incansablemente gobernar de forma justa y hasta democrática.
Y es que el encuentro entre el fiel caballero Láncelot y Guenevire, se convierte muy pronto en una pasión compartida, que ha de desmantelar al gobernante, y por tanto la unidad que había logrado Arturo al unificar a muy diversos reinos bajo uno solo.
Un escenario que se presenta moderno, y acaso futurista, dando una dimensión atemporal a la narración, pero fiel a los elementos básicos de la narrativa original. Algunos asistentes incluso comentaban, al salir del teatro, que la obra les había hecho recordar la versión en caricaturas de Disney.
Para agregar un toque singular más, la obra es un musical, en el que las actuaciones se ven redondeadas con poderosas interpretaciones en las voces de los actores que representan a Arturo, Guenevire, Lancelot, el padre de Arturo, Mordred, como para reforzar los diálogos, y otorgarnos una mayor profundidad en los sentimientos de los personajes. El primer acto cuenta con un mayor número de interpretaciones, entre las que destaca “el lujurioso mes de mayo”, que da cuenta de una Guenevire insatisfecha con su relación y deseosa de que las cosas cambien.
“Las Justas” relata la infinidad de batallas que caracterizan el esfuerzo por unificar a los reinos de la Gran Bretaña, para cerrar con el firme deseo de Genevire de que algo pase “antes de que yo te mire de nuevo” refiriéndose acaso a Arturo o a Lancelot.
Durante el segundo acto, la historia muestra a un magnánimo Arturo, que renuncia a su amor por Guenevire, en brazos de Lancelot, como muestra ulterior de su posición en favor de la justicia y la bondad: la reina desea a otro, y no hay mucho que hacer.
No te pierdas esta espléndida oportunidad de disfrutar de una puesta muy al estilo de Broadway, que finaliza este 17 de mayo.