SAINT PAUL, MN
Han sido muchos los momentos en los que la Iglesia católica aparece en los medios últimamente. Pero los casos más controversiales han tenido que ver con el acto de pederastia y las denuncias que las víctimas han hecho en contra de los mismos sacerdotes. En el caso de la Arquidiócesis de St. Paul y Minneapolis, las denuncias han sido numerosas en contra de sus clérigos, y con ello se ha argumentado que la misma institución, la arquidiócesis, se mantuvo al margen y calló con respecto a los casos en los que los abusos contra menores habrían tenido lugar.
Hoy, los fiscales asignados al caso, han decidido descartar los cargos criminales en contra de la arquidiócesis este miércoles, 20 de julio de 2016, en los que se argumenta que la misma ha practicado una política de “ojos cerrados” en un caso de mala conducta de un ex–sacerdote. Por su parte, la misma arquidiócesis admitió públicamente haber actuado de forma inapropiada por la forma en la que enfrentó las acusaciones de abuso sexual por parte de clérigos que habrían sido degradados y perdido su condición episcopal, sin mayores consecuencias.
Entre las peticiones que habían establecido los demandantes en contra de la iglesia, estaba la de que la institución admitiera haber cometido errores, tal y como consta en la demanda legal que se encuentra plenamente documentada en las cortes de Minnesota. En ella, se llamaba al arzobispo Bernard Hebdta a que participara en persona en al menos tres, esperando que sean más, sesiones restaurativas de justicia que se llevarían a cabo con la participación de las víctimas de abuso.
Ante la sorpresa de muchos, el arzobispo tomó la iniciativa, y dio un paso al frente, para atender a la audiencia de este miércoles, en la que se dio anuncio al acuerdo.
Fiscales del condado de Ramsey introdujeron cargos civiles y criminales en contra de la arquidiócesis el año pasado, incluyendo seis cargos de delitos menores que ponían en riesgo a menores de edad, y que involucraban a Curtis Wehmeyer, quien cumple una sentencia de prisión por abusar sexualmente de tres hermanos, siendo dos de ellos en Minnesota y un tercero en Wisconsin.
En más detalle respecto a la demanda presentada, se sostiene que el mismo John Nienstedt, quien fuera el previo arzobispo de la arquidiócesis, habría también cometido actos de abuso sexual de menores. Ello según un memorándum interno que constituye hoy parte del expediente que continúan revisando los jueces y otras instancias de aplicación de justicia.
La acción del arzobispo Hebda le ha valido el reconocimiento por parte de los más acérrimos críticos de la iglesia católica, llegando incluso a mencionarse como un modelo de comportamiento en casos similares. Lo cierto es que hoy, con los casos criminales y civiles habiendo sido descartados, permitirá a la iglesia católica el atender sus recursos y proceder a la reorganización financiera para poder incluso afrontar el compromiso de compensación a las víctimas.