MINNEAPOLIS, MN. Con asistencia de Elena Izaksonas.
La ópera se ha caracterizado en los tiempos modernos, por ser un evento elitista, al que acuden sólo quienes tienen la capacidad económica para pagar por las entradas. Pera muchos, es el acudir al teatro, a ver una telenovela compactada, pero vestido de smoking, o usando el mejor vestido de noche, y acudiendo a una locación exclusiva. Para otros, se trata de un evento demasiado “culto”, al que la mayoría no puede entender.
Ese no es el caso de Carmen, de George Bizet, que se escenifica nada más y nada menos que en las instalaciones del Mill City Museum, en Minneapolis. Justo en medio de las ruinas de lo que fue el centro de producción de harina que colocara en el mapa nacional, a la ciudad.
Al llegar a las ruinas del Mill City, se puede especular sobre lo que se habrá de ver en unos momentos, en torno a una producción operística, la de Carmen. Sin embargo, se descubre pronto que el escenario es sumamente apropiado para la obra, al tiempo en que se reconoce que las ventanas de las paredes en ruinas, puedes ser un buen símil de las barracas de los soldados, o bien de la fábrica textil, pero sobre todo la plaza que se enmarca bajo esas formas, donde uno sabe ocurren una buena cantidad de escenas.
Al observar el escenario, la excitación va en aumento, en forma compartida, cosa que queda de manifiesto al descubrir conversaciones en el mismo tenor. De pronto, uno se siente parte de la obra, o bien un espectador como lo habría sido en las presentaciones masivas de las óperas de los siglos XVII y XIX. Acaso en medio de la plaza de Milán, o en pleno Londres, ante escenarios improvisados frente a antiguas construcciones que servían perfectamente para generar maravillosos foros.
Aun cuando durante la presentación a los medios, la obra fue interpretada con bemoles, en general se anticipa una temporada maravillosa. Y es que al hecho de que Adam Diegel, quien interpreta a Don José, estuviera enfermo, y su papel debiera interpretarse con canto de fondo, se sumó el que la lluvia interrumpiera la presentación.
Pero ello no impidió que los asistentes gozaran de las interpretaciones de Audrey Babcock, quien da vida a una Carmen que es quizá una de las más convincentes que puedan verse en el escenario hoy día. O bien a la ya conocida en Minnesota, Karen Slack, soprano que interpreta con gran categoría a Micaela. Ambas, compartiendo créditos con Luis Alejandro Orozco, artista regular en el Mill City Opera, y que hoy es Escamillo, extraordinario barítono que es el toreador rompecorazones, y a quien Carmen adora, para desgracia de Don José.
Así, lo que buscaba ser una interpretación de la cultura española, por parte de Bizet, y que para muchos se convirtió en el símbolo de la fuerza femenina en la figura de Carmen, se escenifica en un foro excelente.
En él es posible entender y magnificar esa poderosa figura de Carmen, especialmente con esa voz que proyecta dicha fuerza, y que lleva a la audiencia a vivir, gozar y sufrir con el personaje.
Pero hay que reconocer también la brillantez de la interpretación de Micaela, pues Slack se presenta como una fina soprano, que despliega candidez y firmeza, a la vez que candor y prestancia. Y es que, para muchos críticos de arte, Carmen no sería. Pero también el ensamble completo, con grandes participaciones de Benjamin Sieverding, como Zúñiga, o Siena Forest, como Frasquita, o la encantadora voz de Nadia Fayad, interpretando a Mercedes, y en otras ocasiones incluso a la propia Carmen, en la versión familiar.
Carmen, de Bizet, en el Mill City Museum, es imperdible.
Una representación que sin duda realza la belleza de la obra, con un ambiente que parece enteramente natural, enmarcando los cantos, el drama y la vida que George Bizet imaginó, y que buscaba presentar a una España exótica y salvaje, ante una entonces en ciernes culta Francia. Julio 13,15,17,19,20,22, y 24, son las fechas en la que la obra será representada.
¡No dejes pasar esta temporada de Mill City Sumer Opera!
