SAINT PAUL, MN
Carmen es una ópera en cuatro actos compuesta por Georges Bizet, compositor francés de la segunda mitad del siglo XIX. Con él colaboraron Henri Meilhac y Lodovic Halévy, en la elaboración del libreto, que se desarrolló con base a la novela del mismo título (Carmen), escrita por Prosper Mérimée. Fue puesta en escena, por primera ocasión, el 3 de marzo de 1875, aunque sin mucho éxito, presentándose por 36 fechas. Poco antes de que esta primera temporada concluyera, el compositor Bizet murió repentinamente, por lo que no tuvo oportunidad de saber qué pasaría en adelante con la obra.
Y fue que Carmen hizo de Georges Bizet una celebridad. Su éxito sigue siendo rotundo, dondequiera que se presenta, y ha sido objeto de miles de adaptaciones, incluyendo una hermosísima versión cinematográfica dirigida por Carlos Saura, que contó con las actuaciones de Antonio Gades, Laura del Sol y Paco de Lucía, entre otros. Apenas un año después, Francesco Rosi contó con Plácido Domingo y Julia Migenes en una nueva cinta, también excelsa. Ambas han sido adaptaciones extraordinarias, con la Carmen de Saura ocurriendo en tiempos contemporáneos, con un interesante giro en la trama, al combinarse las vidas de los intérpretes con las de la ópera misma.
En el Ordway se ha presentado una versión de esa Carmen de Bizet, que es por sí misma atractiva y ciertamente un reto para el espectador. El tiempo se traslada mágicamente de la España de fines del siglo XIX, con los problemas que suponían los estereotipos de las y los gitanos, a una España más reciente, en donde se transita del Franquismo a una vida democrática. En la obra que concibieron Bizet y sus libretistas, la femme fatal que es la Carmen, es una hermosa y sensual mujer, gitana, que por accidentes del destino conoce a Don José, militar español, para hacer lo que dicha mujer, misteriosa y deseada, sabe hacer: conquistar su corazón. Pero luego, como es de esperar en una ópera de ese tiempo, Carmen pierde interés en Don José y aparece en escena Escamillo, el torero a quien todas las mujeres desean, y quien desea a la misma Carmen.
La puesta en escena del Ordway acarre el mismo argumento, pero retrata de manera magnífica la España de 1975, que vive la muerte del dictador Francisco Franco, y que coincide maravillosamente con los 100 años de la primera puesta en escena. Así, el foro conmuta de una fábrica de tabaco, y la plaza, a una plaza de toros, como si los 100 años entre una y otra hubieran tan sólo cambiado de paredes, pero indicándonos que la historia puede repetirse al infinito.
Victoria Vargas es una messo-soprano que asume el papel de Carmen de forma espectacular. La voz de Carmen, tal y como la interpreta Vargas, es impetuosa, poderosa y manipuladora, con lo que uno disfruta de la fuerza del personaje en forma plena. Los juegos de tonos que ofrece su voz son exquisitos, y sin reflejan más que cualquier actuación. Como contraparte, Don José es interpretado por Cooper Nolan, un educado tenor, que sin embargo pareciera no responder a las exigencias de su personaje, pero que sin duda complementa de forma aceptable la presencia de la Carmen de Vargas.
Una experiencia enteramente disfrutable sin duda, y que no te puedes perder. La obra dura casi tres horas, más sin embargo, el hecho de que sean cuatro actos permite que pasen sin sentir. La historia es envolvente, y uno no puede abandonar la butaca en ningún momento. El contar con un teleprompter que traduce los diálogos en francés al inglés ayuda en forma innegable a comprender los diálogos (si no hablas ni entiendes francés, por supuesto). Carmen es hoy una de las óperas más disfrutables por un gran número de personas, incluso aquellas que no reconozcan en el género un gusto cotidiano. Una ópera que te va a encantar, pues circula ante tus ojos como una novela condensada, con mucha acción, con mucho drama y con todo el amor por Carmen.
No te la pierdas, que sólo quedan dos días de funciones. Está en el Ordway, una maravillosa locación para la ópera, y es responsabilidad de la Opera de Minnesota.