MINNEAPOLIS, MN
El Censo de 2020 apunta a contar una población casi cien veces mayor que la del primer empadronamiento en 1790, y como cada uno de los realizados cada diez años, éste repite las controversias acerca de la supuesta identidad racial e incluso la ciudadanía de quienes viven en Estados Unidos.
“El censo es un trámite raro y repetido”, dijo a EFE, Margo Anderson, historiadora y autora de varios libros acerca de Censo. “El de 2020 será el censo 24 en 220 años durante los cuales el país ha tenido 45 presidentes, 58 elecciones presidenciales y 116 sesiones del Congreso”.
El propósito principal del mandato constitucional decretado en 1787, por el cual habría un censo por década, era la “asignación de asientos en la Cámara de Representantes y de delegados en el Colegio Electoral”, explicó Anderson. “La tasación para los impuestos era un factor secundario”.
Dieciséis alguaciles federales tuvieron a su cargo la cuenta de habitantes en la joven república americana y el resultado se conoció en 1791: 3.929.214 habitantes en los estados surgidos de las 13 colonias británicas originales.
La población actual se calcula en unos 329,4 millones de personas en 50 Estados, y los resultados del Censo resultan cruciales no sólo para la representación legislativa que tanto preocupaba a los próceres, sino también para la asignación de miles de millones de dólares en recursos del gobierno federal.
Pero ya en el primer empadronamiento, las cifras no son lo que lucen: a fin de acomodar para la representación en el Congreso los números de población en los estados con abundantes esclavos, los padres de la patria concluyeron la componenda conocida como “3/5”, por la cual un esclavo cuenta como solo 60 % de un hombre blanco, libre.
Y ya desde entonces, cuando el formulario del Censo tenía sólo dos categorías (blanco y negro), el interés de gobernantes y gobernados por clasificarse según conceptos como “raza” y “origen nacional” llevó a lo largo de las décadas a contorsiones del lenguaje para dividir a la población en grupos.
Hacia mediados del siglo XIX aparecieron categorías como “mulato” para descendientes de blanco y negro. En el censo de 1890 aparecieron, por única vez, las categorías “quadrones” para quienes tenían “un cuarto de sangre negra“, y “octorones” para quienes tenían un octavo de la supuesta distinción sanguínea.
A fines de ese siglo también empezó la cuenta de chinos, japoneses y descendientes de los indígenas norteamericanos, que continúa hasta el presente; durante tres décadas hubo la categoría de “hindúes”; y en 1920 se añadió la de “coreanos”, que se retiró en 1950 y volvió a aparecer en 1970.
Para el Censo de 1930 se incluyó como raza a los “mexicanos”, lo cual levantó protestas del vecino país y la supuesta raza se eliminó.
Y en 2010 apareció la pregunta doble que ha confundido, y confunde, a tantos hispanos/latinos: raza y origen nacional.
“La pregunta es tan confusa que, después de la categoría de ‘blancos’, la categoría a la cual suscribió más gente fue ‘otro’, y eso fue lo que marcaron muchos latinos”, señaló Anderson.
Una controversia peculiar rodeó la preparación del Censo 2020 debido al esfuerzo del gobierno del presidente Donald Trump por incluir una pregunta sobre la ciudadanía de los censados. Grupos de derechos civiles, legisladores, defensores de los inmigrantes y gobiernos de Estado interpusieron protestas y demandas hasta que se eliminó la pregunta.
Por variadas décadas y hasta el Censo de 1950, el formulario incluyó en diversas formulaciones preguntas sobre el país de nacimiento y si la persona nacida en el exterior se había hecho ciudadano de Estados Unidos.
“La pregunta sobre la ciudadanía fue, originalmente, una cuestión relacionada con la migración”, señaló Anderson. “Con la expansión territorial que se inició con la compra del territorio de Luisiana, continuó con la guerra con México y la marcha hacia el oeste, hubo interés por determinar cómo se movía la población”.
“Por los primeros 80 años del país no hubo barreras a la inmigración y llegaron oleadas de europeos durante el siglo XIX”, continuó. “Cualquier tribunal otorgaba la ciudadanía, no existía la ‘tarjeta verde’ (green card) que recién apareció en 1940”.
Luego la preocupación de quienes formulaban las preguntas para el Censo se enfocó en el proceso de asimilación de los inmigrantes y de ahí que hubo preguntas en el formulario sobre si hablaban inglés, o cuánto tiempo habían demorado en hacerse ciudadanos.