SAINT PAUL, MN. Artículo previamente publicado.
El Cinco de Mayo, es de hecho una celebración singular
Cinco de Mayo en Minnesota muy diferente en México. Al llegar a este país, quienes venimos de México, encontramos de pronto que la celebración de una fecha significativa para la idiosincrasia del mexicano es mucho más relevante para la población receptora, que lo que era en donde los eventos que dan pie a dicha conmemoración ocurrieron. ¿Cómo explicarlo?
En México, la fecha hace referencia a un evento singular: el General Ignacio Zaragoza, entre cuyas filas militaba por cierto el futuro dictador Porfirio Díaz, logró derrotar a las tropas francesas en una batalla memorable, que tuvo lugar en las afueras de la ciudad de Puebla. Era el 5 de mayo de 1862, cuando los mexicanos se negaban a rendirse fácilmente a las fuerzas armadas bajo el mando general de Napoleón III de Francia, quien buscaba, sin mucho sentido, conquistar tierras americanas.
Una deuda contraída por parte del gobierno mexicano, con los de Inglaterra, España y Francia, llevó a los últimos a la acción, bajo el pretexto de un conflicto por unos pasteles, y con la intención de cobrar la deuda en el territorio nacional.
Ese 5 de mayo, el general Zaragoza envió un mensaje al entonces presidente de la república, Benito Juárez, diciendo” “Las armas nacionales se han cubierto de gloria. Las tropas francesas se portaron con valor en el combate y su jefe con torpeza.”
Parecía que era la antesala del retiro de las tropas invasoras y la gloria efectiva para el ejército nacional. Sin embargo, el gusto duró muy poco, pues tan solo un año más tarde, un reforzado ejército francés volvió a enfrentar, y esta ocasión a derrotar, al ejército mexicano. Como consecuencia, un gobierno imperial fue impuesto en México, bajo el protectorado de Napoleón III, pero que tampoco duró mucho, ya que la crisis económica en Europa, obligó al gobierno central francés a abandonar el proyecto invasor, y a dejar a su suerte a Maximiliano y a Carlota.
Así, poco que celebrar el 5 de mayo en México, pues si bien la batalla se ganó, la guerra se perdió.
Pero eso fue también un argumento interesante para muchos políticos estadounidenses, quienes vieron en el evento una ratificación de la doctrina Monroe (América para los Americanos), y por tanto una fecha significativa en la lucha contra la intervención europea en estos lares.
Fue en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) que la celebración comenzó a tomar vigor en los Estados Unidos, a partir de 1863.
En una nota reciente, la publicación Newsroom de la UCLA señalaba que “La fiesta, que ha sido celebrada en California en forma continua desde 1863, es virtualmente ignorada en México.” (2007) Hacia la década de 1940s, la celebración adquirió mayores dimensiones, coincidiendo con el crecimiento del movimiento Chicano. Incluso, durante la II Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos veía con simpatía esta celebración, y se llegó a proponer que fuese una fecha oficial para todo el país, pues daba cuenta de la ratificación de la misma Doctrina Monroe.
A partir de la década de 1980, una gran campaña de ventas (por parte de compañías cerveceras particularmente) logró un efecto mayúsculo, convirtiendo al 5 de mayo en una conmemoración completamente ajena a la raíz de la misma, y que hoy pocos en verdad identifican su significado. Hace un par de años al participar en la fiesta organizada en St. Paul del Oeste, quien esto escribe preguntó de forma aleatoria a los participantes si sabían qué festejaban. Muchos respondieron que era el día de la Latinidad, en tanto que otros llegaban a decir que era la independencia de México o de América Latina.
Hoy el 5 de mayo sigue siendo una fiesta local en Puebla, de relativa importancia, en tanto que en los Estados Unidos, es una celebración que atrae a miles y millones de personas, no sólo mexicanos, sino una gran variedad de grupos culturales, que toma lugar en todo el país. A nadie importa lo que se festeje, en tanto se festeje. Y qué mejor que sea coincidente con la llegada de la primavera, sobre todo en la parte más al norte del país. Pero poco o nada tiene ya que ver con la gloriosa batalla que lideró Ignacio Zaragoza, y que en México continua siendo mayormente ignorada. Seguirá siendo, sin duda, una fiesta que atraerá a muchos, aunque sea en busca de la cerveza y de lo latino, que la mayor parte del año se mantiene en lo oscuro, temiendo ser identificado.
Con el viva 5 de mayo, seguiremos contando “récords” alusivos a la fecha.
