MINNEAPOLIS, MN
Esta semana, se estima que cerca de la mitad de todos los residentes de los Estados Unidos asumirán como propósito para el 2016 que este sea el año en que logrará mayores pérdidas de peso. Y, según se documenta en los resultados de una encuesta, la pérdida de peso y la práctica de ejercicio continúan siendo los propósitos más populares como parte de las resoluciones hechas para el año nuevo. Así lo reporta la encuesta Marist.
Y sin duda que sería fantástico que perdiéramos unos kilitos tan pronto como comencemos a hacer ejercicio este año, y juremos no comer más panecillos dulces ni otros postres. Pero, la mayoría de la gente encuentra que la pérdida de peso no es tan simple, ni lineal. Y ¿qué decir cuando el primer obstáculo en el año nuevo llega tan pronto como el 5 de enero, y la ingesta de la Rosca de Reyes?
Así, la mayoría de esa gente se encuentra encerrada en un purgatorio de observación de peso, obligándose a sí mismos a desarrollar fuertes ejercicios y leyendo con cuidado cada una de las etiquetas de alimentos que consumen. Al mismo tiempo, los números de la báscula en el baño se encuentran estancados o incluso suben.
“Escucho a gente que dice eso todo el tiempo,” dice Tom McGlynn, fundador de Runcoach, que entrena a 1,500 corredores al año para el maratón del Cuerpo de Marina, el Medio Maratón Histórico y el recorrido de 10 millas de Cherry Blossom. Pero, cuál es el problema, si la sinceridad es clara cuando se establecen esos propósitos:
En primer lugar, solemos hacer mucho en muy poco tiempo. Mucha gente busca revisar sus dietas, ajustarlas, al tiempo en que se inscribe a sesiones de ejercicio que son insostenibles. “Mucha gente se emociona al contar las calorías, realizan ejercicio de más y comen menos, y ello llega a ser una colección de demasiadas restricciones,” indica una fisióloga del ejercicio. “Tres semanas luego de comenzar, no pueden continuar, y ello incrementa las cosas en otro sentido no deseado.” Se requiere de suficiente “combustible” para poder hacer más ejercicio, por tanto si se come menos, no se puede lograr buenos resultados.
La segunda aberración que solemos cometer es que elegimos una dieta salida de los estantes. Y es que mucha gente se auto-declara libre de gluten, de bajas calorías, sin considerar lo que les gusta o desagrada, ni sus estilos de vida. Por ejemplo, si una dieta adelgaza dramáticamente tu bolsillo, o bien te hace sentir hambriento todo el tiempo, no durará. Y al no ser posible seguirla, acaso pierdas una libra o dos, en el corto plazo, pero las recuperarás con creces al detener la dieta por una u otra razón.
En tercer lugar, es común que tus hábitos alimenticios y de ejercicio simplemente no compatibilizan. Si se ha de practicar ejercicio, se requiere de una ingesta balanceada de carbohidratos para contar con energía suficiente. De otra forma, dice Jim White, dietólogo y fisiólogo del ejercicio, es como si quisieras hacer un auto correr sin gasolina.
La cuarta forma común de evitar el éxito en la reducción de peso es asociada con el consumo excesivo de barras energéticas, usadas para hacer ejercicio, pero que deja la sensación de que no se ha comido, por lo que al final de día, se consume alimento en cantidad que busca “compensar” la supuesta falta de ingesta. Pero esas barras cuentan con cantidades extraordinarias de calorías y carbohidratos que buscan motivar la práctica de ejercicio, y se suman a tu cuerpo, sin ser plenamente eliminadas al consumir alimento adicional.
Y, lo más común, y como quinta forma de boicotear tu propósito, se piensa que al hacer ejercicio, uno puede compensar el gasto de energía y la quema de calorías, comiendo más.
Cuida tus hábitos, y diseña un plan que realmente te funcione, y hazlo de forma informada, consultando con especialistas.