MINNEAPOLIS, MN
Fue un fin de semana apropiado para salir, caminar por la rivera del Mississippi, y para aprovechar e ir a las distintas salas que muestran las cintas elegidas para el 36º Festival Internacional de Filmes de Minneapolis y St. Paul. Y este fue en particular un excelente momento para disfrutar de dos cintas provenientes de Latinoamérica.
De Venezuela, El Amparo (nombre de una pequeña localidad en el país, en la frontera con Colombia), nos permite atestiguar un buen filme de carácter policiaco, en el que doce de 14 amigos que han ido de pesca al lugar, han muerto, a manos del ejército venezolano, al sospechar que se trataba de miembros de la guerrilla colombiana. El acontecimiento atrae la atención de medios de comunicación y de políticos en el país, que hacen de los habitantes del poblado unos títeres que buscan sacar igualmente ventaja del hecho, para solicitar dinero y otras formas de compensación, a cambio de sus testimonios. Se trata de una Venezuela en la que la corrupción aflora por todos lados, en la que la pobreza es parte de la vida cotidiana, en la que las diferencias de clase son latentes y definitorias. Es la Venezuela de 1988, en donde se muestra, con base en hechos reales, que la historia del país ha sido con mayores continuidades de las que muchos hoy están dispuestos a aceptar. Opera prima de Rober Calzadilla, El Amparo se presenta como un producto prometedor de una carrera ascendente en la cinematografía contemporánea del país caribeño.
Un filme mexicano, en coproducción con Ecuador y Colombia, aborda el difícil tema de la homosexualidad femenina, con destreza y con gran sentido de lo que ello representa entre la juventud latina. Sácame a Pasear, nos lleva de la mano a través de una relación tormentosa, cuestionada e incomprendida, incluso por parte de los personajes centrales. Un paseo que de pronto nos permite reconocer diferencias, pocas, y semejanzas, muchas, al ver a las jóvenes llevar sus tribulaciones a Quito, en Ecuador. Micaela Rueda con esta también su ópera prima, demuestra igualmente una gran capacidad de negociación con sus actrices, de tal forma que presenta personajes convincentes, suaves, humanos y, sobre todo, capaces de hacernos pensar profundamente en las diversas situaciones por las que pasan en la cinta, y, sin duda, en la vida real.
Una cinta soberbia, esta de origen español, Dios nos Perdone, es un ejercicio intimista, profundo, en el que Rodrigo Sorogoyen desarrolla su historia a partir de la conjunción de dos policías antagónicos por naturaleza, en la caza de un asesino serial, quien tiene entre sus víctimas a mujeres ancianas. La trama, de carácter psicológico, envuelve, lleva al espectador por caminos densos, oscuros, de profunda reflexión y análisis sobre cada una de las características que definen a los personajes centrales. La actuación de Roberto Alamo es simplemente excelsa; no es gratuito que haya recibido el premio Goya al mejor actor en España por su papel como el policía Alfaro. Un hombre, un padre, un esposo, y un individuo que busca ser algo, y que no sabe qué, convenciendo al espectador de sus propias tribulaciones, de sus crisis emocionales y de su enorme capacidad para ser policía, el policía que esta trama requiere.
Si no lograste verlas en el fin de semana, aún tiene oportunidad, pues Dios nos Perdone se presenta este 18, a las 9 PM; Sácame a Pasear pude ser vista igualmente el 18 a las 10 PM o bien el 22 a las 9:10, y El Amparo el 19 a las 9:30 y el 28 a las 9:45.
Todos en el cine de St. Anthony Main. Y si tu deseo es ver más allá de Latinoamérica, las oportunidades son enormes, pues se trata de 300 filmes seleccionados para ocupar las pantallas varias en St. Anthony Main, así como en Uptown, en la Universidad Metropolitana en St. Paul, y en A-Mill Artist Lofts. No te lo pierdas. El evento cinematográfico del año en las Ciudades Gemelas y más allá.