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“COLOSSAL”, UNA MARAVILLOSA PUESTA EN ESCENA

 

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MINNEAPOLIS, MN

En una sociedad que se precia de establecer patrones de comportamiento que se refuerzan desde nuestros primeros años, destaca la pasión por la práctica de una gran variedad de deportes. “Mente sana en Cuerpo sano” es un slogan que nos es inculcado y que perdura con nosotros transmitiéndolo a nuestros hijos y estudiantes.

En los Estados Unidos, además de presumir esta pasión deportiva, ciertos deportes son vendibles. Las noches de los lunes en vivo, muchos jueves, otros domingos, con encuentros de futbol americano entre gladiadores modernos que nos divierten, nos decepcionan, nos emocionan, están siempre ahí. Y cuando pensamos en quienes practican ese deporte, pensamos en las figuras: Tom Brady, Adrian Peterson, Jerry Bush. O en las esperanzas: Teddy Bridgewater…

 

Con cerca de 800,000 jóvenes inscritos en programas de football tan sólo en high school, jugando para 14,500 equipos registrados, de los cuales sólo un porcentaje mínimo logra participar en sus colegios, y aún menos llegan a jugar en la NFL. El football, es sin duda, uno de los deportes más populares en los Estados Unidos. Su popularidad rebasa fronteras, incluso, cuando el Superbowl es visto por cientos de millones en el mundo entero.

¿Pero cuánto sabemos de lo que pasa con las vidas de los individuos que lo practican? En un reciente número de la revista Time, datos escalofriantes fueron empleados para cuestionar la práctica de este deporte, habida cuenta de las múltiples lesiones que sufren quienes lo practican de forma regular. Algunos de ellos con severas lesiones óseas, musculares y hasta cerebrales. Otros llegando a morir por practicarlo. ¿Vale la pena tanto por tan poco? se pregunta quien escribió la nota.

En este contexto es que se ha estrenado la obra Colossal, escrita por Andrew Hinderaker y dirigida por Will Davis. Una obra llena de vida, y que sin embargo reflexiona profundamente sobre la condición humana de algunos jugadores de football. Una obra que toma el paralelo de los cuatro cuartos de un juego regular, incluido un maravilloso intermedio con extraordinarios bailarines del Conservatorio de Artes de Actuación de Saint Paul. Cada cuarto hilándose, llenando el escenario de imágenes que, junto con las palabras, nos obliga a buscar el final, esperando las respuestas que sabemos están flotando en el aire.

Con un grupo de actores que pueden presumir no solo enorme experiencia en el campo (Tobias Forrest, quien carga con el papel principal (Mike), ha actuado en series de tv como Weeds, y en cintas como The Sessions, The Defenders y Piehead, además de la experiencia en teatro de Torsten Johnson, Ansa Akyea, Stephen Yoakam o Darious Dotch), sino también una enorme capacidad para generar secuencias con enorme atractivo visual. Acciones que invitan a reflexionar tanto en las escenas que vemos cada sábado o domingo si somos aficionados al deporte televisado, así como aquellas que informan y nos obligan a pensar en lo que nos quieren decir.

En Colossal, la condición humana es reflejada más allá de lo común. Con la rigidez que supone la práctica del deporte, aparece la construcción de sueños y deseos (ser reclutado en la primera ronda para un equipo profesional). Pero también aparecen las frustraciones, las dificultades que el soñar y desear suponen. El deseo no sólo de ser los mejores, sino ese otro deseo que sigue siendo tabú entre los valores sociales. Un jugador, brillante sin duda, quien llega al campo de football luego de renunciar a seguir los pasos de su padre bailarín, llega a desarrollar profundo cariño por uno de sus compañeros, también jugador con futuro brillante.

Así, el amor que uno siente por el otro, le lleva a sufrir una lesión de la que no podrá jamás recuperarse, y lo obligará a vivir en silla de ruedas, en tanto sufre recordando lo que fue (manejando un diálogo consigo mismo cuando era jugador en activo, y manipulando un control remoto), al tiempo que sufre al pensar en lo que no pudo ser (su compañero, su carrera, su sacrificio por el ser amado). Al mismo tiempo, su condición le ha de permitir ver más allá de lo que creía era importante cuando jugaba el football, y danzaba, y peleaba con su padre… Un nuevo Mike pareciera surgir luego de los cuatro cuartos que dura la obra, con un nuevo, y acaso más completo, entendimiento de su vida.

Las escenas ilustran e informan, con papeles que son presentados de forma múltiple por cada actor, y sin embargo se ven como uno solo en cada uno de ellos. Una veintena de actores y bailadores se alternan en el escenario, desde el momento en que se escucha la invitación al público a ocupar sus lugares. Un estruendoso juego de tambores enmarca la entrada de los espectadores, en tanto los actores reproducen una práctica de entrenamiento previa al juego del día. Ahí, en medio de los jóvenes musculosos (que a muchas espectadoras distraen constantemente), un bailarín ejecuta gráciles movimientos, dejando entrever que no solo se hablará de football, sino de danza, el amor, el simbolismo, la vida, la familia, la sociedad.

En sus recuentos del pasado, Mike, con todos nosotros, es informado sobre el sinnúmero de jóvenes que ven frustrados sus sueños de llegar a ser famosos jugadores, debido a serias lesiones sufridas, en la espalda, en las rodillas, en los brazos, en la cabeza… Un juego que cobra altas facturas, y que sin embargo muchos desean jugar para llegar a alcanzar fama y acaso dinero.

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Una reflexión profunda sobre el valor de lo humano, y de lo inhumano es lo que ofrece Colossal. Y dicha reflexión va más allá de los cuatro cuartos del juego, pues al fin de cuentas eso es nuestra vida: una colección infinita de sueños y deseos, que tantas y tantas veces vemos inalcanzables, o simplemente reemplazados por otros debido a múltiples circunstancias que nos definen como los individuos que somos hoy. Otra maravillosa puesta en escena de nuestro teatro favorito, Mixed Blood! Felicidades Jack y todo el equipo!

La obra estará en el teatro Mixed Blood hasta el 9 de Noviembre. Bajo el programa de Hospitalidad Radical, es posible verla gratuitamente. Mixed Blood Theatre está localizado en Minneapolis, muy cerca de las estaciones del tren Cedar (línea azul) y West Bank (línea verde). Para mayor información, se puede consultar mixedblood.com/spanish.


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