MINNETONKA, MN
Tenemos a nuestro alcance un sinfín de posibilidades para mejorar nuestra alimentación sin tener que hacer mucho esfuerzo o gastar extra. La clave está precisamente, en saber cómo escoger los ingredientes que vayan de acuerdo a nuestra salúd y presupuesto.
Comer saludable no es un tema nuevo, pero si es un tema que nunca pasará de moda. Se ha dicho que nuestro sistema alimenticio está roto en parte porque hay más conciencia acerca de lo que comemos lo cual está directamente relacionado con nuestro bienestar y también porque somos dados a comer lo que es más fácil y conveniente. Todo esto tiene un impacto directo a lo que se ofrece en el mercado.
En vez de pasar factura, si como consumidores demandamos más ingredientes naturales como frutas y verduras, granos enteros y hierbas, y menos comida procesada, esto podría contribuir a cambiar el enfoque de las grandes compañías procesadoras de alimentos. Este tipo de mentalidad, ya está empezando a tener efecto a través de un movimiento a nivel nacional que está fomentando y requiriendo más productos saludables de la industria alimenticia.
Comer mejor no es nada de otro planeta ni mucho menos difícil.
Si tenemos en cuenta que el área más importante de un supermercado es donde encontramos productos de hortalizas y que lo demás que va en un plato es secundario, entonces seria más fácil y posiblemente más barato, ya que es factible comprar por unidad y esto contribuye a complementar favorablemente un presupuesto apretado.
Pero dejando aparte el presupuesto, el dilema diario de qué haré de comer esta semana o día, seria más sencillo si cada fin de semana nos pusiéramos a planear el menú del mes o la semana que entra poniendo énfasis en como comer mejor y no como comer más fácil y rápido por falta de tiempo. Sus planes, o falta de ellos, contribuyen directamente a su cintura y salúd y la de su familia y bolsillo.
El tiempo de verano es apto para ampliar el consumo vegetal a través de los mercados de agricultores (farmers markets) y compras directas a granjas (Minnesota CSA farm shares) que pueden dividirse entre varias familias y ahorrar aún más. La frescura de las verduras de estación es incomparable con lo que se compra en un supermercado ya que no sabemos el trayecto ni el tiempo desde que se cosechó el vegetal hasta que alcanzó la tienda, ni menos cuanto tiempo ha estado en ella antes de que usted lo compre.
Comprando localmente tiene un efecto que va más allá de comer más fresco.
Ayuda a proliferar y a sostener nuestro eco sistema alimenticio mientras ayudamos a los agricultores a que produzcan más para nuestro beneficio y contribuyendo directamente a la economía local.
Sabemos que una gran parte del aumento de enfermedades crónicas están relacionadas con sobrepeso y lo más alarmante es que la diabetes tipo 2, la que puede prevenirse con educación alimenticia, ahora afecta a niños desde una temprana edad. Esta es una razón de peso para hacer un esfuerzo y modificar y mejorar la dieta diaria familiar.
Recientemente se reportó que un 46% de personas en los Estados Unidos comen solas, posiblemente frente a un televisor. Se dice también que las comidas familiares nutren no solo nuestros cuerpos, sino que tienen un efecto holístico (cuerpo, mente, y espíritu) sumándose a una salud más completa.
Para que comer más sano tenga sentido, primero es necesario entender qué comida es la más saludable. Mencioné ya frutas y verduras y otros, pero también hay que escoger carnes bajas en grasa, pollo sin piel, y tener más familiaridad con la función de las legumbres (frijoles, garbanzos, y otras vainas) como proteínas vegetales alternativas. Las verduras de varios colores y texturas deben de ser las estrellas de la mesa y pasar a ocupar un lugar predominante. Mucha de la dieta latina en sí ya es naturalmente vegetariana (y sin gluten) y rica en alimentos para solo complementarla y balancearla con tubérculos y raíces (papas, yuca y otros).
Una forma simple de aprender más acerca de los alimentos es leyendo al respecto o tomando clases de cocina en un centro comunitario o escuela de cocina. Buenas fuentes de información bilingüe son Nutrition.gov, USDA, y The Good Acre Cooking Classes, para empezar.
Aquí está una receta fácil y sencilla que puede adaptarse a muchos gustos y dietas.
¡Buen provecho!
GÜICOYITOS CON MANTEQUILLA Y CEBOLLA
Receta de la chef Amalia Moreno-Damgaard (AmaliaLLC.com)
Los güicoyitos (calabacitas) son deliciosos, tiernos, jugosos, se hacen rápidamente y pueden ser el vegetal que le dé balance a su plato fuerte. Esta receta puede adaptarse a otras verduras como la zanahoria, las papas, el güisquil (chayote) o perulero previamente cocidos al vapor al dente, o a cualquier otra verdura de su elección. Para modificar la receta de vez en cuando, puede agregar otro toque rociando el plato final con un poquito de miga de pan sazonada con sal y pimienta tostada en un sartén u horno, o con perejil picado, o queso seco.
Sirve de 4 a 6 personas
- 3 taza de güicoyitos (o verduras de elección), lavados y cortados en cuartos on en octavos
- ¾ cucharadita de sal Kosher (o sal usada en casa)
Pimienta blanca molida - 3 cucharadas de mantequilla
- 2 ½ cucharadas de cebolla finamente picada
- Cueza los güicoyitos al vapor al dente (de 4 a 5 minutos). Sazónelos con sal y pimienta y manténgalos calientes.
- Derrita la mantequilla a fuego lento, agregue la cebolla y fríala hasta que se vea traslúcida (unos 2 minutos).
- Para servirlos, transfiera los güicoyitos a un recipiente presentable y rociéos con la mantequilla y cebolla frita.