SAINT PAUL, MN
Siendo las 9 de la mañana de este 6 de enero del 2015, han dado formalmente inicio la sesión legislativa de este año. Un espacio de trabajo en el que los legisladores tendrán la oportunidad de generar nuevas leyes, modificar las existentes o simplemente decidir no hacer nada con las múltiples propuestas que llegarán a sus oficinas, de parte de miles de constituyentes. Se tratará de una forma de trabajo diferente a la que se pudo observar en la legislatura anterior, dado el control que los republicanos ejercerán en la cámara de representantes.
Otras diferencias estarán marcadas con el proceso de renovación que el edificio de la legislatura estará viviendo en este período. Incluso algunas salas en las que se practican las audiencias estarán cerradas para su uso, en tanto son tomadas por trabajadores que se enfocarán en las modificaciones planeadas. Si tú, querida lectora, querido lector, has tenido la oportunidad de pasar frente al Capitolio, podrás atestiguar una silueta conocida, con una cubierta que le hace ver diferente. Y que al mismo tiempo supone el trastorno de la vida cotidiana en los alrededores.
Y ese es el centro de creación y cambio de leyes. En donde el proceso puede ser simple y pronto, o bien puede requerir de atender a múltiples complicaciones antes de convertir una propuesta de ley en ley. Cabe entonces pensar en cómo se lleva a cabo el proceso, cuándo entran en vigor las leyes, y cómo son aprobadas.
En términos llanos, existen tres cuerpos legislativos por los que tiene que pasar cualquier documento que aspire a convertirse en ley. Por un lado, están los senadores, que suman 67 en la presente legislatura. Luego están los representantes (equivalente a diputados locales en el formato de algunos países latinoamericanos) y en última instancia la pluma del gobernador. Y si cualquier propuesta no es aprobada en esas tres instancias, la misma no podrá convertirse en ley.
Pero las propuestas de ley tienen que ser discutidas en su formato final en las sesiones plenarias del senado y de la cámara de representantes, luego de haber pasado por las comisiones. Es en esas comisiones en las que se reciben las propuestas que se convertirán en proyectos de ley una vez que el mismo es discutido y analizado a profundidad por parte de los comisionados y sus equipos de trabajo. En las comisiones puede ocurrir que la propuesta pase a alguna de las sesiones plenarias de las cámaras (senado o de representantes). Puede ser que se rechace y ahí quede. Podría ser que la propuesta se envíe a otro comité, o bien que se sugieran modificaciones al texto original antes de moverlo a la siguiente fase. Podría ser que, dado el carácter de la propuesta, la comisión no pueda votar sobre ella, y que se envíe directamente al pleno de la cámara correspondiente. Acaso el más sombrío resultado para cualquier propuesta es que la comisión correspondiente decida que no se vote por ella, y entonces sea enviada a la “congeladora”.
Un filtro que sin duda tiene gran efectividad, y que permite que lleguen apenas un número reducido de propuestas de ley a ser discutidas en el pleno. Se trata del momento en que todos los legisladores de cada cámara decidirán sobre el destino de las propuestas presentadas. De nueva cuenta, es posible que la propuesta pase, se detenga o se le propongan cambios a la misma antes de que se llegue a una decisión final. Entre otros problemas, se pondrá atención al cómo se implementará una nueva ley, y quién o qué cuerpo será responsable de vigilar el cumplimiento de la misma. Se requiere de 68 votos en la cámara de representantes y de 34 en el senado. Pero puede ocurrir que una de las cámaras apruebe la ley y la otra no, con lo que de nueva cuenta, se atorará la propuesta.
En caso de que ambas cámaras aprueben la propuesta, incluso si ha habido diferencias en los documentos finales aprobados en cada instancia, y luego resueltos, la misma tendrá que llegar a manos del gobernador, para su firma y autorización final. Pero el gobernador puede decidir que la propuesta no debe convertirse en ley, y hasta ahí llega, por el momento. Filtros legales que se imponen en el formato republicano de gobierno, que da vida a un proceso interesante, y que en muchísimas ocasiones genera desesperación entre los ciudadanos e incluso frustración.