MINNEAPOLIS, MN
Llegó el momento que muchos temíamos llegaría. Fue así, como ha ocurrido casi todo a lo largo de estos meses de presidencia en los Estados Unidos. Con un anuncio breve, conciso y directo, hecho por el Fiscal General, Jeff Sessions, quien estableció que el programa DACA, luego de una vigencia de 5 años, tendría que ser rescindido. Con el argumento de que el programa implementado mediante acción ejecutiva por el entonces presidente Barack Obama, era inconstitucional, Sessions indicó que estaría sugiriendo al presidente el cancelar el memorándum que autorizaba el programa.
Indicando que hoy es “tiempo de actuar, de actuar con responsabilidad”, el fiscal general insistía en que la acción se basa en la aplicación de las reglas legales que norman la vida de los ciudadanos de los Estados Unidos. Que, dijo, era imposible mantener.
Hoy, este anuncio, que esperábamos, ha provocado reacciones diversas en todo el país, y en México. El saber que cerca de 30,000 personas perderían sus empleos al quedar sin permisos legales para ejercerlos, ha sido un argumento que sostienen millones al decir que se trata de un acto racista, e irracional.
Y es que Sessions remarcó que al rescindirse el programa DACA, a partir del 5 de octubre, obedece a que quienes se han beneficiado de ello, han eliminado puestos de empleo para ciudadanos estadounidenses. Un argumento falaz, como lo han indicado muchos, habida cuenta la falta de mano de obra, y el creciente déficit de oferta a empleos de todo tipo. No es que los soñadores estén ocupando los puestos que los “americanos” no desean; es que estos DACA son hoy paralegales que trabajan con comunidades bilingües, o bien maestros de escuelas donde la diversidad demanda el conocimiento y uso de una segunda lengua, o bien agentes en agencias diversas que se involucran con trabajo comunitario.
Al establecer que no se aceptarán nuevas solicitudes para recibir el beneficio del DACA, se plantea una situación gradual en la que no tan sólo miles perderán empleos, sino que con ello dejaran de participar tan activamente dentro de las economías locales. Al indicar que quienes viajen fuera del país sin contar con permiso, pese a tener la tarjeta DACA, no podrán reentrar al país, se piensa sobre todo en miles de personas que viven en la frontera sur del país, y que se verán grandemente afectados.
El hecho de que haya sido el fiscal general del país, y no el mismo presidente, quien hiciera el anuncio, indica igualmente el poco respeto que la presidencia de este país tiene para con las personas y familias afectadas, remarcando que si bien se trata hoy de cerca de 800,000 individuos y sus familias, en cualquier momento podrá actuar de la misma forma en contra de los intereses de otros grupos de población. Pensemos en la comunidad LGBT, o bien otros grupos de gente de color.
Es más que un anuncio de suspensión de una acción ejecutiva, convirtiéndose en una acción de poder que establece claramente que este presidente hará lo que decida hacer, sin pensarlo mucho, y ejerciendo todo el poder con que cuenta, al margen de las consecuencias que esto pueda tener. Hoy, la recisión del DACA es un elemento político de pugna en el congreso, a fin de presionar a demócratas y republicanos para que éstos apoyen medidas tales como la construcción de un muro fronterizo, posteriormente otras “ideas” que desee implementar.
Por ello Trump ha llamado al Congreso a “que haga su trabajo” indicando, en tweets, como acostumbra, que tiene intención de resolver el problema con “corazón y compasión.” Corazón y compasión que se muestran con el que no haya, aun, órdenes de aprehensión contra beneficiarios de DACA, o que quienes cuentan con DACA puedan renovar su status, siempre y cuando lo hagan antes del 5 de octubre.
El congreso ha respondido de inmediato, y senadores y representantes de ambos espectros políticos se han manifestado en contra de la determinación presidencial. John McCain declaró que la rescisión del DACA es inaceptable en este momento, al tiempo que Don Bacon se comprometió a mantener a quienes han observado la ley como beneficiarios del DACA dentro del país. Otro republicano, Dave Reichert, envió un mensaje a través de su cuenta de Twitter, diciendo “El castigar individuos por un crimen que no cometieron, no está en el DNA de los Americanos.”
Los demócratas en masa se han manifestado en contra de la medida anunciada, y en Minnesota senadores y representantes federales han expresado su apoyo a los soñadores.
Líderes de negocios han manifestado su frustración por la acción, igualmente, y Javier Palomares, presidente y Ejecutivo en Jefe de la Cámara de Comercio Hispana de los Estados Unidos, renunció a su posición dentro de la Coalición Nacional de Diversidad que habría formado el presidente, indicando que su decisión de suspender el DACA, es “inhumana y dañina económicamente.”
Gobiernos locales han reaccionado igualmente, con gobernadores y diversas autoridades expresando apoyo a los recipientes de DACA, acusando al gobierno federal de desestabilizar las economías locales y dañando al país con medidas como la anunciada hoy.
Acaso esta acción desate mayor inestabilidad en el gobierno federal, con legisladores republicanos tomando partido opuesto a las medidas que el presidente busca implementar; acaso esto lleve a acciones definitivas que deriven a una reforma migratoria, tanto tiempo pospuesta por razones políticas.
Entretanto, millones de personas en este país, mucho más que los 800,000 beneficiarios del DACA, deben sentirse temerosos de los derroteros que el régimen actual muestra.
