MINNEAPOLIS, MN
Todos los años durante este tiempo yo reflexiono acerca del año que se está terminando y pienso en lo que esta adelante en el nuevo año. ¿Tendré nuevas oportunidades? ¿En qué me debo enfocar? ¿Perderé a algún ser querido? ¿Traerá este año cosas buenas? ¿Pasará algo malo a alguien o a mí? ¿Podré ayudar a otros?
Esas son algunas de las preguntas en las que pienso y tal vez tú tienes las mismas preguntas también. Pero sobretodo, le doy la bienvenida al Año Nuevo con esperanza y gratitud—la gratitud de haber vivido otro año y que todo salió bien y también la esperanza de que todo saldrá bien el año que viene también.
Yo creo firmemente en tener metas y en escribirlas. Yo lo hago todos los años y después las leo a través del año. Algunas veces me siento descorazonada porque no he logrado todo lo que quería hacer y me siento ansiosa. Entonces pienso en todas las cosas que si he logrado y eso me ayuda a sentirme mejor.
Algunas veces nos ponemos metas que se toman más de un año en lograr y necesitamos ser flexibles con nosotros mismos. Otras metas tendrán que ser pospuestas porque nos tenemos que enfocar en otros proyectos más importantes. Y aun otras veces simplemente cosas de la vida pasan y tenemos que poner todas o algunas metas en espera hasta que la situación se mejore o la superamos. Por ejemplo, este año pasado tuve a mis padres en mi casa por cinco semanas visitando de Nicaragua durante la cirugía de catarata de mi mamá. Puse muchos proyectos en espera, pospuse varias reuniones para el mes siguiente, y cancele eventos que no eran importantes si no atendía. Aunque esta situación no era de emergencia ni triste, causo que yo cambiara mis planes, lo cual me afecto lograr algunas metas. Pero al final, todo salió maravilloso. ¡Mi mamá ahora puede ver mejor otra vez! Durante su estadía trate de no estar muy estresada y disfrutar de su compañía lo más que pude. Soy bendecida por tener a mis padres y vivo con la conciencia de que cada vez que los veo puede ser mi última vez.
El punto de la historia es que necesitamos enfocarnos en lo que es más importante en nuestras vidas—la gente que queremos. Los negocios pueden esperar por unos días, los eventos se pueden perder, y reuniones se pueden posponer.
Cuidar a nuestros queridos, nuestra familia, debe ser prioridad y a menudo, porque siempre estamos ocupados, no tomamos la oportunidad de esos momentos en que podemos estar allí para ellos.
Así es que para el año que viene, te animo a que pienses en tus seres queridos y los incluyas en tus metas anuales. Por ejemplo, ponte la meta de salir con tu esposo o esposa por lo menos una vez al mes. Has la meta de no perderte los juegos de deportes importantes para tus hijos. Otra meta pudiera ser reconectarte con un ser querido que no has visto por muchos años porque los dos han estado muy ocupados. Una de mis metas es ir a Nicaragua a visitar a mis padres solo para estar con ellos. Cuando alimentamos a nuestra alma nutriendo a nuestras relaciones, nos sentimos más refrescados lo cual nos ayuda a lograr nuestras metas de negocios. Es una inversión positiva de nuestro tiempo.
Te deseo lo mejor en este Año Nuevo lleno de amor, esperanza, y gratitud. Una manera de inspirarte y animarte es leyendo mi libro Devociones para Mujeres que Trabajan (Devotions for Working Women – A Daily Inspiration to Live a Successful and Balanced Life).
¡Feliz Año Nuevo!