MINNEAPOLIS, MN
La ovación fue simplemente justificada. Acaso inusual, dentro del marco de un festival de cine en Minneapolis. Y sin embargo, la presencia de Dolores Huerta lo justifica absolutamente.
Huerta, quien acuñara la famosa frase ¨Si se puede¨, y que el propio ex – presidente Barack Obama tomara como slogan de su campaña (Yes We Can); Dolores, quien se convirtiese en un ícono del movimiento en pro de los derechos de los trabajadores agrícolas en California; Dolores Huerta, cuyo nombre ha sido prohibido para ser incluido en libros de texto en varios estados del país. Esa Dolores Huerta, se hizo presente en la sala donde se presentó la cinta Dolores, en el marco del 36º festival internacional de cine de Minneapolis-St. Paul.
La cinta se puede referir como un ejercicio biográfico que da cuenta de los avatares de una luchadora social, que tuvo que enfrentar los estigmas de ser Latina, de ser mujer y de buscar luchar codo a codo con los líderes de siempre: hombres todos, todos trabajadores del agro. Ello ocurría en un tiempo convulsivo. Cuando Robert F. Kennedy era asesinado, y al tiempo en que la lucha por los derechos civiles en el país se manifestaba en su punto más álgido.
Con un ritmo narrativo que mantiene la atención del espectador, esta cinta producida por el también legendario músico Carlos Santana nos ofrece la oportunidad de conocer más de cerca la historia de una vida que ha sido muchas ocasiones opacada por la figura de César Chávez.
Uno queda con la impresión de que, de no haber sido por la misma Dolores Huerta, el movimiento liderado por Chávez no hubiera sido lo mismo. Entonces, se logra identificar a la mujer líder, que narra una vida fascinante, en la que el ícono del movimiento agrícola se coloca incansable al frente del movimiento de lucha por la reivindicación de los trabajadores, en su mayoría de origen Latino.
En la cinta se presentan líderes nacionales, como el mismo Obama, o Robert Kennedy, junto a Bill Clinton, Hillary Clinton, Angela Davis, Luis Valdez y tantos otros, que reconocen y agradecen la lucha de Huerta. Al mismo tiempo, líderes republicanos que reconocen más bien su ignorancia, insistiendo en que no conocen a dicho personaje, y proponiendo que su historia sea eliminada de la de este país. Como lo han sido otras historias, las de los esclavos afroamericanos que lucharon por su emancipación, o la de los ciudadanos LGBTQ que son continuamente escondidos, como si con ello se pretendería que dejasen de existir.
Bajo la dirección de Peter Bratt, la cinta ha sido seleccionada para participare en el festival Sundance de cine, en donde fue nominado al premio del Gran Jurado. Este mismo director que, con la misma cinta Dolores, se hiciera merecedor del premio a mejor documental en el festival internacional de cine de San Francisco, en este mismo año.
Si bien la cinta se desarrolla de una forma propositiva y ágil, Dolores Huerta, la mujer que crió a 11 hijos, pero que nunca renunció a su derecho a manifestarse, se hizo presenta para interactuar con la gente. Un público que no constituyó la mayoría de los asistentes el resto de los días del festival.
Líderes latinos, jóvenes entusiastas, maestros y trabajadores de la educación, también latinos y de color. Un auditorio colorido, que al final presentó preguntas y escuchó respuestas de la líder nacional.
Con sus 87 años, Dolores Huerta mantiene una capacidad analítica y política envidiables.
Y al final, cuando quien escribe le preguntó qué habría que hacer para involucrar a un número mayor de personas en la lucha contra la discriminación racial o étnica, nos invitó enfáticamente a educarles, a informarles pacientemente sobre el significado de ser latinos, de ser diferentes. Una aseveración que podría traducirse en que La Lucha Sigue.