MINNEAPOLIS, MN
“El pavo está demasiado seco”, se suele comentar discretamente en la mesa de Acción de Gracias. Para remediarlo, los latinos han integrado sus recetas para darle sabor a la tradicional receta de la fiesta estadounidense, como bien sabe la chef mexicana Rocío Camacho, conocida como “La diosa de los moles”.
“Elegimos nuestras propias recetas, porque uno siempre anda buscando como que tenga más sabor la comida”, dice a Efe Camacho en su restaurante “La diosa de los moles” en Paramount, California.
Desde este lunes ya prepara el pavo “horneado al pastor” para que reine en su mesa de Acción de Gracias y lo haga con los innumerables matices de la gastronomía mexicana.
La festividad nacional por antonomasia en EE.UU. recuerda la “fiestecita” con familia y amigos nativos aquellos primeros inmigrantes anglosajones, “los peregrinos”, realizaron en octubre de 1621 para dar “gracias a Dios” por las abundantes cosechas en América.
Con verduras y frutas de temporada, la comunidad religiosa llegada al nuevo continente preparó recetas en torno al plato principal a base de pavos silvestres cazados en bosques cercanos.
Casi cuatro siglos después, cada cuarto jueves de noviembre los hispanos se suman a esta jornada de agradecimiento pero llevan a la mesa sus particulares preparaciones.
Debido a que los “tacos” son el platillo “popular en México”, la chef sacó este año de su recetario un pavo a la mexicana que pondrá en la mesa de sus seres queridos y lo pondrá dentro de la tradicional tortilla doblada y acompañada de guisos o frijoles.
Para que este ave que los mexicanos llaman “guajolote” quede jugosa y sabrosa apuesta por cocinarla “al pastor”.
En esta receta, el pavo es “bañado con un adobo de chile guajillo, cebolla, ajo, orégano, sal y pimienta”, batidos con jugo de piña y forma una salsa en la que se marina el ave durante al menos un día antes de hornearlo.
“Para que se impregne la carne del pavo con la salsa”, explica esta cocinera que se ha hecho un nombre en la comunidad angelina.
Mientras precalienta el horno para cocinar el pavo en la salsa al pastor, la chef prepara un relleno a base de “carne de puerco sarteneada con piña, cebolla, cilantro y pimienta”, que finalmente se terminará de cocinar dentro del pavo.
Para que no se salga el relleno, la chef coloca la mitad de una piña y amarra con cáñamo las patas del animal.
Mientras el horno hace su trabajo, Camacho, de 50 años, explica que emigró a EE.UU. hace tres décadas y por sus habilidades en la cocina y conocimiento de la gastronomía de su país buscó empleos en fondas mexicanas de Los Ángeles.
Sin embargo, hace 12 años creó su propio restaurante en el que desplegó lo mejor de sus “recetas familiares”, y ahora posee dos locales en los que prepara para la cena de Acción de Gracias sus sabrosos pavos horneados “a la mexicana” que le piden sus clientes.
“Yo estoy muy agradecida con este país, le tengo mucha gratitud, porque uno llega aquí buscando un buen futuro para la familia”, dice Camacho.
“Gracias a Dios yo puedo decir que estoy viviendo el ‘sueño americano'”, asegura la chef mexicana, que en mayo pasado lanzó un libro autobiográfico titulado “Rocío Camacho, la diosa de los Moles”.
Después de tres horas dentro del horno a 350 grados Fahrenheit, la chef coloca el ahora “aromático guajolote” en un colorido plato adornado con rodajas de piña asada, donde es “bañado” con caliente “salsa al pastor”.
Acto seguido, con un cuchillo corta rebanadas de carne de pavo para ponerlas en medio de tortillas de maíz “calientitas” con un poco de relleno, cebolla horneada y piña.
Y listo el platillo para “dar gracias a Dios”, por tener “salud”, “trabajo” y “el pan de cada día” para la familia, dice la especialista en el mole mientras ultima los detalles del rey de la mesa de este día que los originarios de México de manera coloquial llaman “El guajolote party”.
Ingredientes:
Un pavo de entero de 15 libras, una libra de carne picada de puerco, diez chiles guajillos, un chile campana verde, un chile campana rojo, una cebolla blanca, cinco dientes de ajo, jugo de piña, manojo de cilantro, pizca de orégano, pizca de pimienta negra molida, sal al gusto.
Para el adobo rojo al pastor: Moles chiles guajillos, pedacito de cebolla, ajos, sal, pimienta, jugo de piña.
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