MINNEAPOLIS, MN
La mayoría de las personas padece de dolor de espalda en la parte baja de la misma en algún momento de sus vidas. Cerca del 70 por ciento de nosotros lo ha padecido. Pero ¿qué es lo que debes hacer cuando sufres de dicho dolor? La mejor opción, tómalo con calma.
El acudir a terapia física de inmediato puede ser de ayuda, reporta un reciente estudio, pero también lo es el paso del tiempo. Lo importante es no incurrir en procedimientos caros e invasivos que pueden incluso empeorar la situación.
Algunos investigadores han encontrado recientemente que el tratamiento del dolor de espalda en forma agresiva puede incrementar los costos del cuidado de salud sin necesariamente ayudar a los pacientes a recuperarse de forma más rápida. Sin embargo, aún se carecía de estudios sobre los efectos que pueda tener una terapia física temprana ante el dolor.
El estudio que ha sido referido, fue publicado por el Diaro de la Asociación Médica Americana (Journal of the American Medical Association, JAMA) incluyó a más de 200 pacientes con dolor de espalda a fin de identificar si sesiones de terapia física podría generar alguna diferencia si se iniciasen sesiones justo al momento en el que los dolores se presenten. De acuerdo con recomendaciones vigentes hoy, la terapia física es sugerida para aplicarse luego de algunas semanas de que el dolor se manifieste, a fin de observar si los pacientes se recuperarán por sí mismos, situación que los investigadores deseaban corroborar.
Los pacientes fueron divididos en dos grupos, en los que la mitad de ellos recibieron cuatro sesiones de terapia física y la mitad recibió el cuidado usual. En una revisión luego de tres meses, quienes habían recibido la terapia física habrían mostrado una mejora modesta al intentar desarrollar sus actividades cotidianas, tales como tomar asiento, el mantenerse de pie, caminar y levantar cosas. Sin embargo, el nivel de dolor entre ambos grupos se mantuvo similar. Al paso de un año, la diferencia entre ambos grupos se evaporó, y no fue considerado clínicamente importante.
Sin embargo, ello no quiere decir que la terapia física no haya sido de ayuda para algunos pacientes.
“El monto promedio de mejora entre 100 pacientes fue mínimo, pero dentro de ese grupo, hubo algunos pacientes ciertamente que experimentaron una mejora significativa y también hubo quienes no reportaron beneficio alguno,” indicó la investigadora principal en el estudio, Julie Fritz, profesora del departamento de terapia física y decana asociada para investigación en el Colegio de Salud de la Universidad de Utah.
Cuando muchos pacientes llegan a la oficina del doctor quejándose de dolor de espalda, requieren tan solo de escuchar que no hay nada malo que sea permanente en sus casos y que el dolor se disipará con el tiempo, dice Fritz. Pero algunos pacientes solicitan mayor ayuda. “Es en ese momento en el que la terapia física puede jugar su papel más importante,” dijo la investigadora.
Un muy pequeño porcentaje de los pacientes tienen condiciones crónicas asociadas con el dolor de espalda, siendo cerca del 1 por ciento quienes podrían tener un tumor o piedras en el hígado. A ellos habría que someterles a otros tratamientos más agresivos, habida la condición que presenten. Y sin embargo, la mayoría sí mejorará con el paso del tiempo, acaso sin requerir de terapia física.
