
Suecia comenzó el Mundial ruso con una victoria decidida en Moscú, en la sala del VAR, y ejecutada en el Nizhny Novgorov Stadium, donde el equipo de Janne Andersson se impuso a Corea del Sur por un penalti señalado gracias al videoarbitraje.

La vida sin Zlatan es más democrática -la súper estrella sueca no tiene por qué ser el destino final de todas las jugadas- pero también más previsible.
Como Marcus Berg, que agota su carrera en el fútbol árabe, no es Ibrahimovic, Suecia se chocó contra la defensa asiática y Berg convirtió al meta del Daegu Cho-Hyung-woo en el protagonista del primer tiempo, sobre todo tras detener un disparo a bocajarro del atacante del Al Ain, a los 20 minutos.
Entre las paradas de Cho, en teoría el tercer portero de la plantilla, y la velocidad en el cruce de Kim Young-Gwon, Corea sobrevivió durante algo más de una hora, hasta que el VAR le dio a Suecia la posibilidad de abrir el marcador.
Fue una falta sobre Viktor Claesson, que el árbitro no sancionó hasta dos minutos después, cuando advertido por el VAR acudió a ver la repetición de la jugada.
Granqvist no falló desde el punto de penalti y ofreció a su selección la primera victoria en una primera jornada mundialista desde 1958, porque los posteriores ataques coreanos fueron más voluntariosos que efectivos.