MINNEAPOLIS, MN
Excepcional fue este jueves la apertura del festival de Cine Latino con una cinta que promete ser ampliamente galardonada a nivel mundial.
Se trata de Roma, la más reciente cinta del realizador mexicano, Alfonso Cuarón, quien nos invita a conocer de cerca una parte muy íntima de su vida, que giró alrededor de Cleo, quien vive como miembro de una familia de clase media en la Colonia Roma en la Ciudad de México, y que se convierte en un personaje central, aun cuando invisible. Al menos para los adultos de la familia, y no tanto para los pequeños, quienes tejen una relación íntima, y acaso mutuamente dependiente, como ocurrió y sigue ocurriendo en muchas familias de clase media en México.
Con un acercamiento personal, intimo e intimista, la cinta es redonda, con poco o nada que criticar, y con una fotografía en blanco y negro impecable, que acaso responde a la realidad vivida en los primeros años de la década de 1970, tal y como era presentada aun en las salas de cine, con cintas mayormente en blanco y negro.
La construcción de los paisajes que Cuarón presenta, nos hace transportarnos al pasado, sin mayor esfuerzo, para ver, recordar algunos, aprender todos los demás, cómo era la ciudad de México, y en particular la colonia Roma. Un tiempo de transformaciones importantes, y que se matizan y manifiestan, a través de la transformación que sufre la propia familia.
El sonido es también impecable, y se pone de manifiesto cuando algunas escenas así lo demandan. La secuencia en la playa, con el sonido de las olas, cumple con el efecto deseado, empujando al espectador a sentir, literalmente, lo que ocurre en pantalla, y hasta a preocuparse por lo que vaya a ocurrir al fin. Y el sonido complementa perfectamente las secuencias, como cuando la Sra. Sofía intenta pasar con el Ford Galaxy entre dos camiones (uno de ellos de basura), sin lograrlo, pero dañando el auto; el sonido del metal del auto al arrastrarse junto a los camiones es tan real.
Roma, una cinta completa, un retrato honesto y documentado de la clase media de la ciudad de México, y de una Cleo que nos roba el corazón, tal vez como lo hizo con Alfonso cuando este era niño. Pero una historia que no deja de lado la crudeza del Halconazo, un 10 de junio de ese inolvidable 1971, que provocó la conocida masacre de Corpus.