SAINT PAUL, MN
El reciente reporte de investigación que da cuenta de los índices de felicidad en el mundo entero, ha sido publicado para el año 2018. En dicho reporte destaca que Finlandia ha calificado como el país en el que la población se considera la más feliz del mundo entero. Noruega, Dinamarca, Islandia y Suiza conforman los cinco países en los que la población se considera la más feliz. Canadá se ubica en el séptimo sitio, en tanto que Costa Rica se coloca en el 13º. Los Estados Unidos ocupan el 18º lugar y México se posicionó en el sitio 24, tan sólo detrás de Francia.
Para los investigadores en la materia, llama la atención que los países latinoamericanos gocen, como región, de una posición singular, incluso al comparárseles con otras regiones con situaciones sociales y económicas similares. En suma, dice el reporte, “América Latina reporta altos niveles de felicidad.” Llama la atención que los indicadores empleados resultan sustancialmente superiores al comparárseles con otros países en el mundo, y particularmente con aquellos países en los que los niveles de ingreso económico podrías predecir resultados negativos.
Para los analistas en este ejercicio de investigación, es claro que hay mucho más en la vida que lo que represente el nivel de ingreso económico, y, por lo tanto, hay mucho que aprender de las experiencias vividas en los países de América Latina, especialmente en torno a los factores que conducen a altos niveles de felicidad entre los latinos.
Con los resultados presentados en la investigación, se ha puesto en evidencia que existen elementos que deben ser considerados al construir los indicadores de felicidad, y que influyen en el sentimiento de bienestar de la gente. Los valores individuales y sociales, aparte de los ingresos, resultan relevantes. Un elemento común entre las poblaciones de Latinoamérica se refiere a la universalidad del individuo, que permite, sin incluso ser cuestionada o percibida, la interacción entre grupos de población diversos en forma cotidiana. La heterogeneidad social emerge como parte de un proceso social histórico que ha configurado la cultura y los valores humanos e individuales.
En consecuencia, el sentido de bienestar entre los países de América Latina, debe ser analizado con la inclusión de medidas subjetivas, y no cuantificables, como puede ser niveles de ingreso o patrones de consumo. Los elementos subjetivos de integración social, vecindad, comunidad y amistad, son sumamente importantes en el momento en el que la gente define sus niveles de felicidad.
En la mayoría de los países Latinoamericanos se identifican factores que, dentro del sentido común analítico, deberían contribuir a generar descontento social y falta de felicidad. Destacan por supuesto, la inseguridad pública, los altos niveles de criminalidad, los niveles de corrupción, y los altos niveles de pobreza sistémica. También, indica el reporte, el papel de los medios de comunicación es relevante al subrayar los aspectos negativos que permean en la sociedad, con lo que la felicidad de la gente queda opacada, o incluso ignorada.
Incluso, en diversos foros, como el del Programa de Naciones Subdesarrolladas de las Naciones Unidas, la mayoría de los países de América Latina se incluyen entre las naciones con “Altos Niveles de Desarrollo Humano.” Ello considerando indicadores de salud, servicios de educación y acceso a servicios. La situación no es novedosa, en tanto se ha mostrado como tendencia. Misma que ha dejado esta ocasión a Venezuela, en donde la mayoría de su población ha expresado profunda preocupación por el futuro del país.
Para los autores del reporte, los altos niveles de felicidad en América Latina no son una anomalía, ni tampoco una cosa rara. En la región prevalece una práctica sistémica de apoyo familiar y se relaciones de apoyo social que minimizan el peso que puede tener la evidencia de niveles de ingreso económico bajos. Por ello, “América Latina es más que una región geográfica: es el hogar de una cultural que presenta características particulares que son relevantes en la generación de altos niveles de felicidad.”
Por ello, seguimos bailando, cantando, sonriendo y besando y abrazando a nuestros amigos y familiares, como en ninguna otra región del mundo. Por eso vive la cumbia, el rock, el son y el danzón.
