MINNEAPOLIS, MN
En tiempos electorales cobra relevancia el conocer cuál será el peso que la voz de la gente podrá tener, con base a diferencias raciales o étnicas. Resalta, sin embargo, la posición que puedan tener quienes hayan adquirido el derecho a manifestarse en favor de uno u otro de los candidatos que estén en persecución de un cargo en el gobierno.
Hoy, el número de residentes permanentes que solicitan adquirir la ciudadanía estadounidense, ha alcanzado el volumen más alto en los últimos cuatro años, a partir de octubre del año pasado. El incremento representa un brinco de 5 por ciento en comparación con el mismo período en el 2012, durante el período electoral que llevó a Barack Obama a su segundo período presidencial.
Como parte de la serie de explicaciones que se han generado para este fenómeno, organizadores y militantes que promueven precisamente el proceso de naturalización y el registro para votar, afirman que el incremento se asocia con la creciente importancia que ha adquirido la candidatura de Donald Trump. Sin embargo, un análisis hecho por la organización de investigación Pew, reporta que la tendencia histórica de peticiones de naturalización tiene puntos mucho más elevados que lo que hoy se ha observado, sin que coincidan siempre con años electorales.
Sin embargo, si el análisis de la información se practica en el corto plazo, el incremento observado hoy representa el 13 por ciento en comparación con el mismo período del año anterior, sumando cerca de 250,000 peticiones de ciudadanía. Hace cuatro años, el incremento observado en el mismo rubro, comparando 2011 y 2012, el incremento representó el 19 por ciento. Así, aun cuando pareciera ser notable, el incremento registrado hoy no puede ser automáticamente vinculado a la campaña de Trump.
Este ciclo electoral ha sido motivo para que muchos grupos hayan incrementado esfuerzos para incrementar el número de inmigrantes naturalizados, incluyendo a la misma Casa Blanca, y bajo el impulso claro del presidente Obama. Otros grupos se han enfocado a promover el registro de nuevos votantes latinos, incentivando también la participación en las urnas.
La situación descansa en otra evidencia estadística: en retrospectiva, comunidades de origen asiático y latino han favorecido fuertemente a los candidatos demócratas en pasadas elecciones.
Y en este terreno, un punto significativo es revelado por el estudio de Pew: en tanto que la participación electoral entre comunidades asiáticas y latinas en general es muy baja, entre quienes adquieren la ciudadanía los nuevos votantes tienden a participar en tasas mayores a las de sus contrapartes, aquellos que hayan nacido en los Estados Unidos. En el 2012, los Hispanos inmigrantes naturalizados registraron una tasa de participación de 54 por ciento en el país, en comparación con el 46 por ciento entre los Hispanos nacidos en el país.
Entre las comunidades de inmigrantes asiáticos, quienes se naturalizaron participaron en 54 por ciento de los casos, comparado con el 46 por ciento entre quienes nacieron en este país. Inmigrantes blancos que se naturalizaron participaron en 55 por ciento, comparado con 64 por ciento entre blancos nacidos en los Estados Unidos. Entre la población negra, 62 por ciento de los inmigrantes naturalizados participaron en el proceso electoral, frente el 67 por ciento entre los negros nacidos en el país.
Hoy, los inmigrantes hispanos naturalizados representan el 24 por ciento del total de personas de origen latino o hispano que son elegibles para votar. Entre la comunidad asiática, estos mismos inmigrantes representan el 67 por ciento. Bajo esta perspectiva, en una carrera cerrada por la presidencia, quienes se hayan naturalizado podrían inclinar la balanza hacia uno de los lados, y aparentemente este sería el demócrata si la participación entre estos votantes atrae mayor participación entre los nacidos en el país, y entre ellos mismos.
