SAINT PAUL,, MN
Antes y después del asesinato de la soldado Vanessa Guillén hubo “fallas sistémicas” en la cadena de mando, incluyendo ignorar el acoso que sufría la militar y permitir que el sospechoso del crimen escapara del sitio en que era vigilado, obtuviera un arma y se suicidara, según un informe del Ejército publicado este viernes.
De acuerdo con un resumen del informe del Ejército, la investigación halló que Guillén, asesinada el 22 de abril del año pasado en la base militar Fort Hood, en Texas, había reportado en dos ocasiones haber sido acosada sexualmente, pero sus superiores no emprendieron ninguna acción.
En uno de sus reportes, Guillén indicó que uno de sus supervisores le hizo comentarios sexuales inapropiados que ella interpretó como una petición para tener un trío.
No obstante, el reporte señala que “no hay evidencias de que este acoso esté de alguna forma relacionado con su muerte”.
Asimismo, la investigación interna reveló que alrededor de las cinco de la tarde del 30 de junio, horas después de que se encontraran los restos enterrados de Guillén junto a un río a unas 20 millas de la base, un investigador del Ejército solicitó que otro soldado, Aaron Robinson, fuera puesto bajo estricta observación durante 24 horas.
Los investigadores querían interrogarlo después de haber arrestado a su novia, Cecily Aguilar, quien confesó haber ayudado a Robinson a enterrar los restos.
Robinson fue puesto en una sala cuya entrada estaba vigilada. Pero el guardia estaba desarmado y Robinson se quedó con su teléfono móvil, que utilizó toda la noche, según el informe.
El guardia tampoco estaba incluido en una cadena de texto en la que un oficial advertía al personal de la base que debían “derribar” a Robinson si intentaba escapar, y aparentemente ni siquiera estaba enterado de que el detenido era sospechoso de homicidio.
En una llamada con Aguilar, Robinson envió un mensaje de texto con fotos de las noticias que describían el descubrimiento de los restos de Guillén. “Cariño, han encontrado trozos”, le dijo a Aguilar.
Alrededor de las diez de la noche, Robinson al parecer llamó a su madre y le dijo: “No creas lo que oyes de mí”, según relató un soldado.
Robinson salió corriendo de la habitación hacia las 22:05 pm, logrando evadir al guardia y a la Policía Militar, que llegó dos minutos después. Luego obtuvo un arma y se suicidó mientras era perseguido.
Los documentos no dicen dónde consiguió Robinson el arma que luego utilizó para dispararse.