MINNEAPOLIS, MN
Sin dar vuelta de hoja, organizaciones activistas en Minnesota realizaron una reunión mas en las afueras de Mercado Central de la Ciudad de Minneapolis, para continuar con su llamado al gobierno Mexicano en busca de una respuesta y un avance en las investigaciones por el caso de los jóvenes estudiantes desaparecidos en México en Septiembre 2014, precisamente en el estado de Guerrero, población de Ayotzinapa. La reunión tuvo lugar este Martes 26 de Enero a las 4pm en la esquina de Lake St. y Bloomington Avenue y continuo con una marcha que se dirigió hasta Plaza Centenario, lugar que da espacio para la estatua del héroe de la Revolución Mexicana, General Emiliano Zapata.
Poco después de esta reunión, líderes del movimiento en Minnesota compartieron el siguiente mensaje vía electrónica.
Por Marco Dávila.
Seguir tomando las calles y plazas públicas para denunciar y exigir justicia por Ayotzinapa, por los miles de muertos, presos políticos y desaparecidos, es un acto de elemental sentido común. Pero también será necesario ir construyendo un proyecto de gobierno patriota y nacionalista, que nos asegure un México más incluyente, tolerante y que brinde protección social y jurídica a los más pobres y desamparados del país.
Con toda certeza decimos que el movimiento por la presentación con vida de los 43 jóvenes estudiantes normalistas rurales de Ayotzinapa, y posterior castigo a los culpables, no puede desviarse bajo ninguna excusa, intencionadamente o no, a un asunto meramente de derechos humanos, ¡categóricamente decimos que no!
El fondo del problema y que el gobierno mexicano no quiere escuchar, para llegar a una versión creíble de lo que aconteció con los muchachos de Ayotzinapa, es de origen político, son las mal llamadas reformas estructurales que hipotecan al país ante los buitres extranjeros y sus socios nacionales.
Digámoslo con todas sus letras, detrás de este abominable acto de barbarie humana, está un claro y franco ataque a la educación pública, crítica, científica y popular. Si esto que decimos no es cierto, como suelen afirmar los serviles bufones del gobierno en turno, entonces habría que preguntarnos por qué el gobierno del junior ladronzuelo del Cártel de Atlacomulco, Enrique Peña Nieto, se ensaña con su dizque reforma educativa, en contra del magisterio de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán, cuyos integrantes son esencialmente egresados de las 16 escuelas normales rurales que aún quedan en el país.
Desde un principio lo señalamos, el gobierno mexicano y su partido en el poder, fieles a su costumbre, apuestan por la falta de memoria histórica de nuestro pueblo, a la apatía e indiferencia que es promovida desde los grandes medios de comunicación como Televisa y merolicos que se escudan bajo la fachada del seudoperiodismo. Quieren cerrar y enterrar el caso Ayotzinapa y las decenas de crímenes de Estado y de lesa humanidad, detrás de las pantallas de la caja chica de televisión que minuto a minuto le receta a la sociedad mexicana, su barata y mediocre programación.
La historia reciente de masacres y represión en México, nos ha dado lecciones que sistemáticamente negamos querer aprender. Desde el 68 hasta la Guardería ABC, desde Aguas Blancas hasta Ayotzinapa, Guerrero y Ostula, Michoacán, el sistema político mexicano permanece en la total impunidad.
No fueron suficientes las movilizaciones ciudadanas, las protestas terminaron perdiéndose en las salas de espera y pasillos de la Secretaría de Gobernación, ya el poderoso había decidido cerrar las puertas de una justa e imparcial investigación, y se entiende, ¿cómo podría el Estado mexicano ser juez y parte?
Volviendo a esta cruenta realidad que vive nuestro México, ¿cómo podría el gobierno de Enrique Peña Nieto entrar por voluntad propia a los tribunales y nosotros esperar una resolución condenatoria, si las instituciones que están encargadas de procurar justicia para los mexicanos, están en manos de una verdadera mafia de funcionarios públicos que no sienten el más mínimo amor por el país y su gente?
A 16 meses de que el gobierno mexicano atacó al normalismo rural en las personas de los 3 muertos y 43 desaparecidos de Ayotzinapa, refrendamos nuestra lucha y congruencia política, si el gobierno de Enrique Peña Nieto y sus socios en el Pacto por México le apuestan al olvido, apostemos nosotros por la unidad basada en objetivos comunes, en lo que nos une como nación, nunca en las divisiones que son alentadas desde las oficinas del gobierno mexicano, muchas de las veces con la falsa careta de defensa de los derechos humanos.
El mal gobierno viola al México profundo, maltrata la raíz de nuestra nación, abusa de su poder y trata de ocultar su hediondez reprimiendo y matando al pueblo. Pareciesen decirnos: “Cueste lo que cueste, aun con terrorismo de Estado, impondremos la voluntad neoliberal en Mexico”, “mientras sigan protestando en nuestra contra, nosotros seguiremos desapareciéndolos, a ver quien se cansa primero”, “si te cruzas con mis intereses te maltrataré con saña”…
Ayotzinapa ha obligado al mal gobierno a dar la cara. No han sido capaces de deslindarse porque saben que al ser asesinos materiales e intelectuales, cuando (como pueblo) lleguemos al fondo del asunto, el Estado tendrá que ser juzgado y pagar por sus crímenes de lesa humanidad.
No hay punto medio, o se está a favor o se está en contra de las víctimas, a favor o en contra de la pobreza, o se es parte de ese pesimismo que actúa como tranquilizante de masas o se lucha por las causas justas de los pobres, hasta encontrar la verdad, la libertad y la justicia.
La demanda sigue siendo la misma: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Nos faltan 43 y miles más.