MINNEAPOLIS, MN
El hacer ejercicio ha tenido sus momentos buenos y sus momentos malos. A lo largo de mucho tiempo, los expertos en la materia han discutido sobre la cantidad de ejercicio es demasiado poca y cuando es excesivo, a fin de contribuir a mejorar la salud y alcanzar mayor longevidad. Dos nuevos estudios, impresionantemente de larga escala, proveen de cierta claridad ante la pregunta. En ellos, se concluye que la dosis de ejercicio que por mucho tiempo consideramos la apropiada, debiera ser un poco mayor, pero menor de lo que muchos otros de nosotros podríamos suponer. Los estudios encontraron también que el ejercicio prolongado o intenso no pareciera causar ningún daño al cuerpo, e incluso podría agregar años de vida a las personas.
“Nadie duda, por supuesto, que cualquier cantidad de ejercicio es mejor que nada,” dice Gretchen Reynolds, escritora del New York Times, quien presenta un resumen de los estudios. “Al igual que los medicamentos, el ejercicio es conocido para reducir los riesgos de presencia de muchas enfermedades y muertes prematuras.”
Pero, contrario a lo que pasa con los medicamentos, el ejercicio no se receta con instrucciones y dosis adecuadas a cada uno de nosotros. Bajo los lineamientos presentes por parte de agencias gubernamentales y de salud, 150 minutos de ejercicio moderado por semana son suficientes para construir y mantener la salud y el estado físico. Sin embargo, este monto de ejercicio representa el mínimo que cualquier individuo debiera practicar – o bien, la dosis mínima recomendada – o bien, no se ha identificado el monto ideal.
Algunos científicos han estudiado el límite máximo de ejercicio que se debe hacer, refiriéndose al punto en el que este puede ser incluso peligroso para la vida misma, o bien si la intensidad de ciertos ejercicios puede ser más efectiva que otras en prolongar la vida. Por ello, los estudios referidos, y publicados en la Revista de la Asociación Americana de Medicina JAMA, en su volumen de medicina interna, responden a las dudas expresadas por tanto tiempo.
De esos datos, los investigadores de ambos estudios compararon la información de quienes expresaron hacer ejercicio semanalmente, con aquellos que no lo hacen, e incluyendo a quienes hacen hasta 10 veces más de ejercicio que lo recomendado oficialmente (es decir, que practican ejercicio moderado por 25 horas por semana o más). También compararon 14 años de registros de defunciones para el grupo analizado.
Sus hallazgos muestran que quienes no practicaban ejercicio en ninguna forma, se encontraron en mayor riesgo de sufrir muerte temprana. Quienes ejercitaban un poco, sin alcanzar las recomendaciones, pero haciendo algo de ejercicio, redujeron su riesgo de muerte prematura en un 20 por ciento.
Quienes cumplieron con las recomendaciones con precisión, completando 150 minutos de ejercicio moderado por semana, disfrutaron de los mayores beneficios de longevidad, y 31 por ciento de menor riesgo de muerte en los 14 años. Pero los mejores resultados se encontraron entre quienes triplicaron el monto de ejercicio recomendado, practicándolo moderadamente por 450 minutos por semana.
Los resultados de ambos estudios son similares, mostrando que no existe ningún beneficio en evitar el ejercicio en cualquier forma, y que hacer de más no es riesgoso para la salud, pero tampoco añade ningún beneficio. Habrá que esforzarse por cumplir la meta de ir arriba del mínimo sugerido, y poder contribuir a una mejor calidad de vida, y no preocuparnos por hacer de más.
