MINNEAPOLIS, MN
El famoso movimiento “Me too” me dio mucho miedo. Como psicóloga y sexóloga, me preocupaban sus consecuencias.
Este es un mundo hipersexualizado, donde la gente es, por lo general, “analfabeta sexual”. No debe sorprendernos, porque los estudios demuestran hasta el infinito que las personas educadas sexualmente tienen una vida sexual sana y satisfactoria.
O sea, el tema está siendo discutido y juzgado por gente que no tiene idea de lo que es la sexualidad, y su importancia en el mundo y la familia. Y aún más en la pareja. Como no me canso de decir: zapatero a tus zapatos.
Mientras muchas mujeres celebraban al famoso movimiento, las corporaciones temblaban por las pérdidas de dinero que vendrían por las demandas. No pasó mucho tiempo para que empezáramos a ver las consecuencias. Muchos han perdido sus trabajos, sin ser juzgados; hombres y mujeres han sentido la presión de las empresas; la espontaneidad de enamorarse, el coqueteo, la sensualidad y, por ende, la sexualidad, se han visto muy afectadas.
Que conste que he dado muchos entrenamientos a empresas para evitar el acoso sexual, que es muy común. No estoy de acuerdo con el abuso sexual, el uso del poder para llevar a una mujer o a un hombre a la cama. He luchado por años contra eso. Ahora, tampoco estoy de acuerdo con que se dañe algo tan hermoso como enamorarse, conquistar a alguien, piropear a una mujer hermosa. Y lo estamos haciendo.
En estos días sucedió algo en una empresa muy grande, que confirmó mi miedo con las consecuencias de dicho movimiento. Un gerente importante mantenía una relación de años con una mujer, que también tenía un cargo alto. Era una relación de compromiso, de mucho tiempo. No se obligó a nadie, ambos estaban juntos porque se amaban, se deseaban y tenían todo el derecho a vivir su romance.
El hombre fue despedido, la mujer no. Quisiera que alguien me explicara, como si yo tuviera cinco años, por qué ella podía quedarse y él debía irse.
¿A quién hacían daño? ¿Cómo afectaría esto a la compañía? ¿Por qué una corporación se mete en la vida amorosa de sus empleados?
Me da vergüenza ajena oír a políticos, gerentes, maestros, y hasta a muchos sexólogos, hablar del tema sin tener ni idea de lo que dicen. Casi todos son realmente analfabetos emocionales. La relación más importante en la vida de los seres humanos es la pareja, y perderla es uno de los dolores más grandes que puede sufrir. En la pareja aprendemos y crecemos. De su estabilidad depende la seguridad y estabilidad de los hijos. La pareja es sagrada, y la estamos destruyendo.
Las necesidades más básicas son llenadas por nuestras parejas: el sexo, el placer, la intimidad, el apoyo emocional, sentirse comprendido, escuchado, cuidado y amado. En esa relación no entran ni deben entrar terceros, sean amigos, familiares, amantes, etcétera. ¿Con qué derecho la destruyen?