Saint Paul, MN
El desempleo disparado a niveles no registrados desde la Gran Depresión de 1930, la actividad paralizada durante meses casi por completo; tres paquetes de rescate fiscal por valor de 5 billones de dólares y la Reserva Federal desplegando todo su arsenal monetario. La pandemia de la covid ha marcado hitos económicos impensables en Estados Unidos.
“La actual contracción económica es la más severa de nuestras vidas”, advirtió a finales del pasado año Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed), en conferencia de prensa.
Hace un par de semanas, un año después de que la pandemia llegase al país a comienzos de 2020, Powell insistió en la gravedad de la situación al asegurar ante el Congreso que la economía se encuentra “muy lejos de los objetivos de empleo e inflación” y advirtió de que “probablemente tomará tiempo alcanzar un progreso sustancial”.
La crisis desencadenada por el nuevo coronavirus ha generado un terremoto económico y su magnitud ha hecho empequeñecer el impacto de la crisis financiera de 2008-2010.
UNA ECONOMÍA EN COMA INDUCIDO
“Ha sido un desastre por el tamaño del golpe a la economía y ha sido un desastre porque el golpe ha afectado a la gente más vulnerable”, subrayó a Efe Gian Maria Milesi-Ferretti, investigador del centro de estudios Brookings y ex funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Debido al coma inducido, con la mayoría de la población encerrada en sus casas, la economía llegó a registrar una caída del 10 % en el segundo trimestre de 2020, y en el acumulado del año, un 3,5 %, según los datos oficiales.
El índice de desempleo se disparó del 3,5 % en febrero de 2020 al 14,7 % en abril, cuando tuvo su mayor impacto la aplicación de las restricciones de movilidad y el cierre de negocios para contener la propagación del virus.
Solo en el segundo trimestre de 2020, remarcó Milesi-Ferretti, “se perdieron 25 millones de empleos en EE.UU.”.
Desde entonces, la tasa de desempleo ha ido disminuyendo paulatinamente hasta ubicarse en el 6,2 % en el pasado mes de febrero, y aún hay casi 10 millones de empleos menos que hace un año.
Ante el tsunami económico en ciernes, la Fed, el banco central más poderoso del mundo, celebró de manera urgente una reunión extraordinaria el domingo, 15 de marzo del pasado año, con la Bolsa de Wall Street en caída libre.
En ella sacó todos los cañones: decidió recortar de manera abrupta más de 100 puntos básicos los tipos de interés hasta 0 % y lanzó un multimillonario programa de inyección de liquidez a través de la compra de deuda.
Ambas medidas de extraordinaria expansión monetaria siguen aún en vigor un año después.
ENORME INTERVENCIÓN FEDERAL
Desde el frente fiscal, el despliegue ha sido no menos asombroso y ha implicado una intervención del Gobierno federal en la economía del país no visto en casi un siglo.
Bajo la presidencia del republicano Donald Trump, el Congreso dio luz verde a un primer paquete de rescate por valor de 2,2 billones de dólares en marzo de 2020, el mayor de la historia reciente del país; al que se añadió otro de 900.000 millones de dólares en diciembre.
“El estímulo fiscal en EEUU es gigantesco. Aquí han intervenido de manera más agresiva que en Europa.”, aseveró Milesi-Ferretti, algo debido en parte “a que la red de protección social es más endeble” que en el otro lado del Atlántico.
Gracias a este respaldo se espera que EE.UU. recupere el producto interior bruto a los niveles previos a la pandemia en el segundo semestre de 2021, y la Fed prevé una tasa de crecimiento económico en 2021 en la primera economía mundial del 4,2 %.
Los paquetes de estímulo han incluido transferencias directas de efectivo a los ciudadanos, fortalecimiento y expansión de los subsidios por desempleo y ayudas directas a pequeñas y medianas empresas, así como aportes para sectores especialmente afectados, como las aerolíneas.
Pero la persistencia de la pandemia en varias olas los ha ido mostrando como insuficientes.
Esta fin de semana, ya con el nuevo presidente Joe Biden en la Casa Blanca, el Senado aprobó uno nuevo, por valor de 1,9 billones de dólares, y que se espera que sea refrendado por la Cámara de Representantes esta misma semana.
“Si es aprobado, EE.UU. habrá gastado más del 20 % de su PIB en estímulos, frente al 6 % empleado durante la Gran Recesión (2008-10)”, apuntó a Efe Josh Lipsky, del centro de estudios Atlantic Council en Washington, al poner en contexto histórico la importancia del respaldo fiscal.