Minneapolis, Mn. Por Dr. Luis Montel
Todos conocemos bien las enfermedades relacionadas con el desequilibrio provocado por el azúcar. Ocasiona males como diabetes, hipertensión, cardiopatías crónicas, sobrepeso y caries dentales, entre muchos otros. Pero, ¿hasta dónde es realmente malo el consumo de azúcar y qué es lo que no nos quieren dejar ver?
El azúcar común está formado por la sacarosa, que no es más que dos moléculas de azúcares: la glucosa o dextrosa y la fructuosa. Ambas son dulces, pero se diferencian a nivel metabólico en que la glucosa es esencial para el cerebro, los músculos, el corazón y otros órganos. Es utilizada en el acto, según la necesidad del organismo. Y si la consumimos en exceso, se guardará en forma de energía.
La fructuosa, por el contrario, no provoca tanto índice glucémico como la glucosa, pero tiene que pasar por el hígado para su metabolismo. Entonces, hay un problema: el tejido graso tiene mayor afinidad por ella, y la acumula en forma de grasa. Por tanto, la fructuosa es más peligrosa que la glucosa.
La ingesta diaria no debería exceder los 25 gramos al día, según la Organización Mundial de la Salud, pero hay realidades que debemos saber.
¿Cuándo puedo consumir elementos con azúcar?
En deportistas, hay que hacer una pequeña carga glucémico justo antes de entrenar. Después de una actividad extenuante, antes de realizar actividades que requieran gran trabajo físico o mental, en corredores de maratón o ciclismo de larga distancia, ante la situación de mareos o debilidad con frialdad (ya que puede tratarse de una ataque de hipoglucemia); y para romper el ayuno y activar al metabolismo.
En general, no se recomienda el consumo directo de azúcar, sino de alimentos naturales que lo contengan, como frutas, vegetales o miel. Para los deportistas, el uso de dextrosa sería lo indicado, y no los edulcorantes industriales u de otro tipo.
Hay que recordar que solo deben consumirse elementos dulces si se va a usar esa energía. De lo contrario, estaremos haciendo un abuso orgánico y provocando una enfermedad.
Además, recomiendo eliminar productos industriales como harinas blancas, edulcorantes, grasas hidrogenadas, mantequillas y mantecas animales, así como incorporar todo lo verde del mundo vegetal. De esa manera, viviremos más y mejor.