Washington, 30 oct (EFEUSA).
Los comicios legislativos, que se celebrarán el próximo 6 de noviembre, se presentan como una ocasión para las empresas de sondeos electorales de redimirse de los errores de cálculo y pronóstico que cometieron en las últimas presidenciales, en las que no apostaron por Donald Trump.
“Creo que las próximas elecciones son una oportunidad para que los encuestadores se rediman. Lo más importante que aprendimos después de (las elecciones) de 2016 es que el modelo de participación es mucho más importante de lo que se pensaba”, señaló a Efe el presidente de la encuestadora Data Orbital, George Khalaf.
Khalaf explicó que las encuestas que auguraron en 2016 que la candidata demócrata Hillary Clinton iba a ganar en estados como Michigan o Pensilvania -en los que se impuso Trump- “no reflejaron con precisión el nivel de educación como una medida de quién iría a votar”.
Los encuestadores asumieron entonces que un cierto porcentaje del electorado serían votantes blancos sin educación universitaria, pero la realidad fue que este perfil de electores supusieron dos puntos porcentuales más de lo esperado en estados como los anteriores.
“Los encuestadores, además de los clientes que solicitan los sondeos y los medios que resumen los resultados, deben ser diligentes en hacer todas las preguntas demográficas adecuadas y tener buenos datos históricos para modelarlos”, subrayó Khalaf, que dirige la compañía con sede en Arizona.
Con ese análisis coincidió la directora de investigación del Centro Pew, Courtney Kennedy, que consideró que hubo “grandes errores problemáticos” en los sondeos clave a nivel estatal, que contribuyeron a una percepción errónea de la certeza de que Clinton ganaría.
“Algunos encuestadores a nivel estatal han cambiado un poco sus métodos para tratar de ajustarse a aquello que salió mal en 2016; el sector ha reaccionado”, dijo Kennedy en declaraciones a Efe.
Las encuestas previas a los comicios presidenciales alimentaron predicciones que indicaban que la probabilidad de que Clinton llegase a la Casa Blanca era de alrededor del 90 %.
Cuando Trump fue declarado ganador de las elecciones a la Presidencia, “fue una sorpresa incluso para sus propios encuestadores”, aseveró Kennedy, que trabaja con empresas encuestadoras de todo el espectro.
Un informe de la Asociación Estadounidense para la Investigación de la Opinión Pública, liderado por el Centro Pew, determinó que existieron varios errores que el sector quiere ahora tener en cuenta.
Entre otros fallos, se menospreció el sufragio de las personas con poca educación, no se calculó bien el cambio de voto en la última semana de campaña y no se tuvo en cuenta que los votantes de Trump eran “menos proclives” a revelar su decisión.
“Los votantes con niveles de educación superior eran más propensos a apoyar a Clinton. Muchas encuestadoras no ajustaron sus ponderaciones para corregir la representación excesiva de graduados universitarios, y el resultado fue una sobreestimación del apoyo a la candidata demócrata”, apunta el estudio.
Anotados los errores, las encuestadoras ven los próximos comicios legislativos como “una oportunidad de redención”, indicó el director de Harris Poll, Mark Penn, al medio estadounidense The Hill.
“Esta es la oportunidad para que la profesión electoral se redima: los republicanos perderán la Cámara (de Representantes) y se quedarán con el control del Senado”, vaticinó un convencido Penn.
Estos pronósticos encajan con la inmensa mayoría de los sondeos preelectorales que se han publicado en las últimas semanas, que apuntan que los demócratas recuperarán la Cámara Baja.
El próximo 6 de noviembre, los ciudadanos decidirán con su voto quiénes ocuparán los 435 escaños de la Cámara de Representantes y una tercera parte del Senado, un resultado que marcará los dos años restantes de mandato del “inesperado” presidente Trump.