MINNEAPOLIS, MN
Armada con panfletos y carteles en mano, tapabocas y gel desinfectante, Luz Ortiz recorre junto a un colectivo de mujeres hispanas los vecindarios de Houston (Texas) donde se ha registrado el mayor índice de desalojos y contagios de la covid-19.
“¿Sabía que si le cambian la cerradura de su apartamento está en su derecho de reclamar otro juego de llaves?”, se le escucha decir a Ortiz cuando se acerca al conductor de un automóvil que ha hecho un alto en una de las esquinas de un vecindario en el oeste del condado de Harris.
“Si está atrasado con la renta, hay ayuda”, remata, mientras desliza un panfleto en el interior del vehículo que aprisa la marcha.
Ortiz es fundadora de Mujeres Trabajadoras Inmigrantes, una organización de más de 120 voluntarias creada hace menos de cuatro años luego del devastador paso del Huracán Harvey por Texas que dejó decenas de muertos y millonarias pérdidas a lo largo de la costa texana.
Desde entonces, la misión de la organización ha sido educar y guiar a las mujeres latinas a través de programas para conocer mejor sus derechos laborales y humanos.
“Pero desde hace ocho meses nuestro objetivo se ha enfocado en los derechos de los inquilinos para que no se dejen intimidar ni amenazar por los propietarios”, señala Ortiz, originaria de Colombia.
“Muchos han perdido sus trabajos y nuestras mujeres trabajadoras hispanas, que laboran en la limpieza o el sector industrial, se están quedando en casa con los hijos a los que tienen que sacar adelante mientras se las arreglan para llevar el pan de cada día”, recalca.
NO HAY PARA LA RENTA
Galendis Jau, de Guatemala y madre de tres niños adolescentes, dejó de trabajar varios meses en una cafetería de un centro de estudios superior. Debía varios meses de renta cuando se topó con Mujeres Trabajadoras Inmigrantes.
Luego, a días del desalojo inminente, encontró la información que necesitaba para solicitar ayuda financiera a través de los programas municipales y caritativos.
“Hay muchas personas que están siendo afectadas y por medio de esta organización nos podemos ayudar”, recalca Jau, quien ahora colabora con Mujeres Trabajadoras Inmigrantes por unas horas a la semana en los suburbios de Houston para llevar el mismo mensaje que ella recibió.
De acuerdo a January Advisors, una empresa que lleva la logística de las solicitudes de desalojo en el condado Harris, en el año 2020 se tramitaron 32.992 órdenes de desahucios inmobiliarios y de esa cifra solo el 3 % tuvo representación legal en una audiencia en corte.
COMUNIDADES VULNERABLES
Yilian David, hondureña y descendiente del grupo étnico caribeño garífuna, también es madre de tres niños y desde hace más de un año es voluntaria con Mujeres Trabajadoras Inmigrantes.
Señala que muchos inmigrantes garífunas en Houston, que vienen huyendo del destierro en sus lugares de origen, están experimentado recortes de empleo y maltratos por parte de los dueños de los lugares donde viven porque están atrasados en el pago del alquiler mensual.
“Los amenazan constantemente, les cortan el servicio de luz, se quedan sin agua, y lo peor es que muchos aguantan esos abusos y se quedan callados por la condición de inmigrante y por temor, pero tenemos derechos”, enfatiza David.
ASISTENCIA LOCAL
El gobierno municipal y del condado han puesto en marcha programas de asistencia financiera con hasta al menos dos meses del pago de la renta, pero de acuerdo a Rob Warnock, de la analista con la web especializada Apartment List, esa ayuda no es suficiente para detener la acumulación de las deudas inmobiliarias.
“Las comunidades inmigrantes en todo el país han experimentado pérdida de empleo y como consecuencia de ello han dejado de percibir cobertura médica casi un 50 % mayor que el resto de la población”, advierte Warnock.
De hecho, el 30 % de los inquilinos en todo Estados Unidos no pudieron hacer frente al pago de la renta o hipoteca a principios de enero de 2021, mientras que cerca del 20 % no pudo hacer ningún pago debido a la crisis económica desatada por el coronavirus, una tendencia que se ha repetido desde mayo del año pasado.
CONOCER SUS DERECHOS
Mientras tanto, Ortiz y el grupo de Mujeres Trabajadoras Inmigrantes continuarán sin desmayo en su propósito de repartir cuanto volante puedan en las calles de Houston y sus alrededores donde viven las comunidades inmigrantes de hispanos más vulnerables.
“La idea es que sepan que sus derechos cuentan y que no pueden sacarlos de sus apartamentos por falta de pago sin una orden judicial y sin antes haber ido a corte a exponer y a explicar por qué no pueden hacer los pagos”, sostiene Ortiz.
El mes pasado, la Corte Suprema de Texas amplió la vigencia de un programa de desalojo que permite a los inquilinos y arrendatarios a llegar a un acuerdo para recibir fondos estatales equivalentes a hasta cinco meses de renta atrasada.
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