MINNEAPOLIS, MN
Imaginemos que ha llegado el día domingo. Que con gozo y con anticipada preparación, hemos decidido echar unos cortes de carne en nuestro asador, junto a unos maíces y acaso algo de verdura. Para la cena, contamos con acompañar la degustación y la charla con una cerveza, o acaso una copa de vino (un Malbec, o un Cabernet Sauvignon). Quien estará frente al asador piensa también en un aperitivo, acaso una copita de vodka, o bien un tequilita; para animarse y para mejor sazonar el asado.
De pronto, descubrimos que nada de eso existe en nuestro poder, pues olvidamos comprarlo el día anterior.
O bien, cuando ponemos la primera pieza de carne, aparecen los amigos que, como siempre, huelen el asado a millas de distancia. Entonces, la reserva de licores y cervezas se vuelve insuficiente.
Una situación de emergencia, que hasta ahora, muchos residentes de las ciudades gemelas resuelven viajando fugazmente al estado vecino de Wisconsin, o bien se resignan a acompañar el asado con sodas o agua. En algunos otros casos, se recurre a solicitar a un vecino que facilite algo de su reserva, lo cual implica el verse obligado a invitarles al festín, o bien a tener que ir de compras a la licorería más cercana en lunes.
La iniciativa de ley que se ha introducido en la legislatura del estado, busca que la venta de licor en día domingo sea regular. Hasta hoy, esto puede ocurrir en restaurantes, y a partir del año pasado, en las cerveceras, en las que la venta de galones es ya autorizada en el séptimo (o primero, según la perspectiva) día de la semana.
En caso de que se apruebe y se convierta en una ley, se prevé que habrá consecuencias positivas y negativas, al margen de que ese escenario de domingo de asado no será más un problema. Y es que las licorerías son grandes y son pequeñas. Pero todas se verán obligadas, aunque no sea obligatorio, a abrir sus puertas en domingo, a fin de no perder ante la competencia. En el caso de las licorerías pequeñas, los domingos son por lo regular un día de descanso para sus pocos empleados. Ello no será problema para las grandes licorerías, pues la rotación de personal seguirá siendo común.
Dentro de la oposición a la medida, quienes distribuyen bebidas alcohólicas en pequeña escala, temen que pronto se verán rebasados por la capacidad que tienen los grandes, con lo que corren el riesgo de verse pronto obligados a cerrar sus puertas.
Quienes apoyan la medida, por contraste, argumentan que casos similares en otros estados, como en Connecticut o Nueva York, la medida generó ganancias por igual, y que antes bien esta favoreció las ventas, y el ingreso por impuestos sobre las mismas se tradujo en un significativo incremento para las arcas de los estados.
En otro plano, diversas voces se han manifestado en contra por razones de fe y práctica religiosa.
Proponiendo el temor de que los feligreses acaso dejen de practicar la tradicional visita a la iglesia, en detrimento de la ley de las distintas fes.
Entre los estados que han aprobado recientemente medidas similares, la oposición a ellas no ha revertido los mandatos, y hasta la fecha ningún de ellos ha suspendido su vigencia. Como tal, esto es un fuerte argumento de parte de legisladores y pobladores que ven con simpatía, y hasta como necesidad, el finalizar con una prohibición añeja, que se basó en principios religiosos y morales.
Domingo de asado, domingo de misa, domingo de alcohol… ¿Será?
