EDEN PRAIRIE, MN
En presencia de casi 40 mil personas congregadas en la Plaza San Pedro en Roma, el papa Francisco dirigió un mensaje de Navidad en el que aseguró que “el poder de un Niño, Hijo de Dios y de María, no es el poder de este mundo, basado en la fuerza y en la riqueza, es el poder del amor.”
En su mensaje dijo que “es hora de que las armas callen definitivamente y la comunidad internacional se comprometa activamente para llegar a una solución negociable y se restablezca la convivencia civil en el Medio Oriente.”
Asimismo invitó a que “Israelíes y Palestinos tengan la valentía y la determinación de escribir una nueva página en la historia, en la que el odio y la venganza cedan el lugar a la voluntad de construir conjuntamente un futuro de recíproca comprensión y armonía.”
Como en años anteriores el Papa Francisco hizo un repaso de los principales conflictos en el mundo, pidiendo la paz para todas las personas marcadas “por el malestar social y económico” y los afectados por “catástrofes naturales.” Recordando a todos los “desplazados, emigrantes y refugiados” y por todos los que sufren el azote del terrorismo.
“Paz para quienes han resultado heridos o han perdido a un ser querido debido a brutales actos de terrorismo que han sembrado miedo y muerte en el corazón de tantos países y ciudades.” Pidió “paz para Siria, paz entre palestinos e israelíes, paz para el Yemen, Irak, Libia o Nigeria.”
En su mensaje también recordó a Colombia y Venezuela, pidiendo “concordia para el pueblo colombiano, que desea cumplir un nuevo y valiente camino de diálogo y de reconciliación. Y que dicha valentía anime también a Venezuela para dar los pasos necesarios con vistas de poner fin a las tensiones actuales y edificar conjuntamente un futuro de esperanza para la población entera.”
Durante la tradicional misa de gallo, el Papa enfocó sus palabras en los niños en problemas y que sufren, haciendo alusión a los bombardeos en Siria y la crisis migratoria en Europa.
Pidió a los asistentes dejar de pedir por el Niño que nace y enfocarse en lo esencial, pensar en los niños que en vez de juguetes tienen armas en sus manos y ha no ser insensibles ante los marginados.
El Papa también lamentó que la “mundanidad haya tomado de rehén la Navidad” y planteó su rechazo al aborto.
