MINNEAPOLIS, MN
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, acusó a las “élites económicas y políticas” de Perú de forzar al ahora exmandatario peruano Pedro Castillo a “tomar decisiones” que derivaron en su destitución este miércoles.
“Consideramos lamentable que por intereses de las élites económicas y políticas, desde el comienzo de la Presidencia legítima de Pedro Castillo, se haya mantenido un ambiente de confrontación y hostilidad en su contra hasta llevarlo a tomar decisiones que le han servido a sus adversarios para consumar su destitución”, expresó López Obrador en Twitter.
El mandatario tachó de “sui géneris” el concepto de “incapacidad moral” que utilizaron este miércoles los diputados peruanos para destituir a Castillo, quien se encuentra en la sede de la prefectura de la Policía de Lima, poco después de ser destituido por el Congreso y ser mayoritariamente acusado de haber intentado perpetrar un golpe de Estado.
Las declaraciones de López Obrador ocurren momentos después de revelarse que el Gobierno de México está dispuesto a ofrecer asilo a Castillo, aunque el expresidente peruano no lo ha solicitado, según reveló el canciller Marcelo Ebrard en una entrevista con Radio Fórmula.
“Si Pedro Castillo pide asilo a México, se lo damos, pero no lo ha solicitado”, aseguró Ebrard, quien expresó su “preocupación” por la situación en Perú y agregó que el presidente mexicano le ha pedido que le mantenga informado “en todo momento”.
López Obrador pidió que “ojalá se respeten los derechos humanos y haya estabilidad democrática en beneficio del pueblo”.
En otras ocasiones, el presidente de México ha expresado su solidaridad con Castillo al denunciar que había “racismo” detrás del intento de la “élite” y los “conservadores” de destituirlo.
Incluso, pospuso la cumbre de la Alianza del Pacífico que debía realizarse el 25 de noviembre en Ciudad de México, por la negativa del Congreso peruano de permitir la asistencia de Castillo, quien debía recibir la presidencia del bloque comercial.
El mandatario defendió su derecho de opinar sobre lo ocurrido en Perú, pese a que ha insistido a lo largo de su mandato que él no interviene en asuntos internos de otros países.
“Es un principio fundamental de nuestra política exterior la no intervención y la autodeterminación de los pueblos. A eso nos ceñimos en el caso de lo sucedido en Perú”, aseveró.
Tras lo que la mayoría del Congreso peruano calificó como intento de golpe de Estado, Castillo fue destituido y detenido en la sede de la prefectura de la Policía de Lima.
Castillo dictó este miércoles disolver temporalmente el Congreso e instaurar un Gobierno de emergencia nacional, horas antes de que el Parlamento debatiera una moción de vacancia (destitución) para apartarlo de la jefatura del Estado.
En su lugar, asumió la hasta entonces vicepresidenta, Dina Boluarte.