MINNEAPOLIS, MN
Una nueva propuesta presidencial ha causado, como casi cualquiera salida del escritorio del ejecutivo nacional, ha generado muchísimas reacciones en contra. Se trata de una idea de involucrar los presupuestos gubernamentales y la participación de la iniciativa privada, a fin de ofrecer la posibilidad para que, quien califique, pueda desarrollar sin ningún costo, estudios superiores en colegios comunitarios por dos años. La consecuencia de ello, prevé el ejecutivo, supondrá que los mismos empresarios que inviertan en el fondo, habrían de contratar a los egresados, habida cuenta que cada uno de ellos invertirá en las áreas en las que estén interesados, pues existe déficit de mano de obra calificada en algunos sectores.
Una medida de esta naturaleza sería beneficiosa para jóvenes de escasos recursos, quienes mayoritariamente son quienes pertenecen a comunidades de color, tradicionalmente en condiciones de desventaja en el acceso a la educación en el país entero. Son ellos quienes no cuentan con ejemplos dentro de sus familias que puedan actuar como modelos a seguir, en la medida en que los padres de estos chicos no han completado estudios superiores. Muchos de ellos son hijos de obreros o campesinos, que tienen que resolver sus necesidades más básicas, con una falta de recursos que lastima.
Esos jóvenes, sin embargo, no dejan de tener sueños; ellos buscan ser mejores, crecer, tener mayores logros e incluso apoyar a su familia en la busca de mejores condiciones de vida. Pero son ellos quienes se encuentran lejos de lograrlo, pues no cuentan ni con los recursos mínimos para desarrollar sus estudios. No digamos para lograr un grado profesional de 4 o 5 años de estudio, sino incluso esos dos años de colegio comunitario. Para ellos, la propuesta aparece como una alternativa concreta para estudiar, sin lastimar los escasos recursos familiares.
En un artículo de opinión publicado este martes en el diario Star Tribune, John C. (Chuck) Chalberg, maestro de historia de Estados Unidos en el Colegio Comunitario de Normandale, opina que la propuesta no es operativa en el contexto educativo de este país. Luego de reconocer las virtudes y beneficios que los colegios comunitarios ofrecen a la sociedad, Chalberg critica la propuesta de Obama, señalando que no se trata de copiar el modelo europeo de educación. El autor señala que en Europa, son pocos quienes “sobreviven” al viaje gratuito por el sistema educativo con éxito. Todos son forzados, dice, a estudiar a muy tempranas edades, independientemente si están listos o interesados en ello.
Más adelante, Chuck señala que “nosotros hacemos las cosas algo diferentes en este lado del charco. Los estudiantes, sin importar su edad, estado o preparación, están enfrentando múltiples oportunidades para una educación superior o media terminal. Esto debe ser el caso en un país que generalmente, acaso de forma imperfecta, intenta sobrevivir a su propio llamado a proveer de equidad de oportunidades.”
Pero, subraya Chalberg, “lo que no cuesta no se aprecia.” Y si se ofrece educación enteramente gratuita, los jóvenes que participen, carecerán, en su perspectiva, del valor que otorga a la educación el tener que pagar por adquirirla. Y agrega que, en todo caso, tienen que ser los estados, dada sus propias condiciones, quienes deben establecer medidas locales en torno a facilitar el acceso a estudios superiores a sus jóvenes.
Para el autor del artículo, el colegio comunitario es un gran invento para abrir oportunidades de educción, incluso como tránsito a programas de 4 o 5 años, y que resulta mucho más accesible de lo que resultan programas largos. Chalber no reconoce, sin embargo, la profundidad de las malas condiciones económicas que tienen miles de familias que no pueden, ni podrán, otorgar ningún valor a aquello a lo que nunca tendrán acceso sus hijos.
El abrir la oportunidad gratuita como lo propone Obama, podría tener mayores efectos positivos que los “negativos” que algunos argumentan.
