SAINT PAUL, MN
Pese a que los niveles de felicidad reportados entre los habitantes de América Latina son consistentemente elevados, existe la duda sobre las razones por las cuales muchos habitantes de la región deciden emigrar a otras regiones en el mundo. Y la pregunta es aún más relevante cuando se identifican los niveles de felicidad que reportan los inmigrantes internacionales en los diversos países.
En el nuevo reporte de los indicadores de felicidad en el mundo, recientemente publicado para el 2018, Finlandia aparece como el país en el que los inmigrantes internacionales podrían reportar mayores índices de felicidad. Le siguen, como ocurre en el reporte de felicidad en general, Dinamarca, Noruega, Islandia y Nueva Zelanda. Australia y Canadá siguen muy de cerca, y sorprende que, en el décimo lugar, como país que genera felicidad a los inmigrantes internacionales, se encuentra México.
La población inmigrante internacional en México es muy diversa, aun cuando el volumen no se pueda comparar al que se registra en los Estados Unidos. Sin embargo, de acuerdo con el reporte del estudio referido, el nivel de felicidad de los inmigrantes internacionales coloca a los Estados Unidos en el 15º lugar en la lista.
Acaso las características de quienes migran fuera de sus países de origen pueda ayudar a explicar que quienes tienen como destino algún país de América Latina reporten mayores niveles de felicidad que aquellos que migran a regiones más desarrolladas en el mundo, pero en particular a los Estados Unidos y Europa.
La emigración se sustenta en los deseos y objetivos que la gente tiene al decidir abandonar sus países de origen. El mismo proceso se puede dar con base en aspiraciones o bien como parte de un plan. Aspiraciones a mejorar la situación económica bajo la que se vive, o bien planes de vida como complemento de lo que se tiene o se ha de tener.
Para muchos, el costo – beneficio de la migración es sumamente importante, y son considerados al momento de decidir sobre enfrentar o no la experiencia de vivir fuera. Entre ellos se cuentan los costos asociados con el pago de visas, el transporte, o incluso el tomar o no cursos para aprender el idioma del país de destino. La mayoría de los emigrantes internacionales deciden cambiar de país de residencia en busca de mejores niveles de vida.
Incluso, se ha considerado que la gente con mayores niveles de pobreza no emigrará, debido a los costos asociados con el proceso. Ello limita el fenómeno a unos cuantos, muchos de ellos quienes desconocen en realidad las condiciones que habrán de enfrentar al mudarse a otro país. Adicionalmente, la decisión de migrar tiene que enfrentar las facilidades u obstáculos que el país de recepción ofrezca. Para quienes cuentan con recursos, en los Estados Unidos, pueden definitivamente elegir su lugar de destino. Quienes carecen de ellos, el destino automático apunta a la busca de mejores condiciones de vida.
En otras palabras, muchos de quienes migran a países desarrollados, son personas que buscan mejores oportunidades para sostener a sus familias. Quienes se dirigen a los países de América Latina, originarios de países desarrollados, cuentan con recursos y regularmente planean dicho viaje cuando se encuentran solos.
Acaso esos factores, más la bienvenida que ofrecen las autoridades locales y nacionales al inmigrante, permita que quienes llegan a un país latinoamericano encuentren lo que buscaban, y mucho más. No tan solo como respuesta a situaciones de emergencia, sino como parte de una costumbre entre los Latinoamericanos, que es el dar la bienvenida a los recién llegaos, y más allá, hasta donde sea posible.
