SAINT PAUL, MN
Las jóvenes mujeres estudiantes de octavo grado han mostrado que no tan solo están tan bien equipadas en conocimientos como sus compañeros hombres, por cuanto a la forma en que ellas procesan los problemas y emplean la tecnología para resolverlos, sino que incluso podrían ser un poco mejores que ellos, según sugiere un estudio cuyos resultados han sido presentados este martes 17 de mayo de 2016.
Los hallazgos de una evaluación, primera de su tipo, del conocimiento de tecnología e ingeniería en lo que es conocido como la Tarjeta de Reporte de la Nación (Nation’s Report Card).
Cuando se les preguntó a los participantes en la evaluación que resolvieran escenarios basados en la vida real tales como el diseño de una línea de protección para ciclistas, o bien el mejorar el hábitat de las iguanas, el 45 por ciento de las chicas y el 42 por ciento de los jóvenes hombres mostraron suficiente competencia al entender y emplear la tecnología. Estos son los resultados que arroja la evaluación hecha mediante el uso de la computadora.
“Lo más importante aquí es el uso de esta información para alentar a más jóvenes mujeres a reconocer que ellas poseen esas capacidades, que ellas deben tener confianza en esas habilidades,” dijo Bill Bushaw, director ejecutivo de la Oficina de Gobierno de Evaluación Nacional, que es responsable de la Tarjeta de Reporte de la Nación.
Así, al mismo tiempo en el que las mujeres se encuentran sub-representadas en empleos dentro de las áreas bajo STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas o CTIM en español), es importante que ellas sepan “que pueden perseguir cualquiera de las carreras que deseen, no sólo aquellas bajo los campos del STEM, sino en cualquier otro campo que requiera capacidad de solución de problemas y pensamiento crítico,” dijo Bushaw.
La evaluación se practicó entre 21,500 estudiantes de octavo grado en 840 escuelas en el 2014. El mismo se repetirá en el 2018.
Al analizar la información por grupos culturales, raciales y étnicos, entre los estudiantes blancos, el 56 por ciento reportó resultados de eficiencia o mejor en el campo, comparado con sólo el 18 por ciento entre estudiantes afroamericanos y 28 por ciento entre latinos o hispanos, todos de octavo grado. Estudiantes de escuelas suburbanas o rurales obtuvieron mejores resultados que sus compañeros en las zonas urbanas, según se lee en el reporte.
Con respecto a los estudiantes elegibles para recibir almuerzo gratuito o de costo reducido, sólo el 25 por ciento alcanzó los niveles mínimos de eficiencia en el conocimiento de estos tópicos o superior. En contraste, los estudiantes que provienen de familias con mayores niveles de ingreso, el 59 por ciento obtuvo resultados satisfactorios o mejores.
Cuando se les preguntó a los participantes cuál habría sido la fuente en la que aprendieron cómo construir cosas o el entendimiento de cómo funcionan las cosas, cerca de dos tercios (75 por ciento), dijeron que dicha fuente era su familia.
Una prueba más que pone en evidencia una estrecha correlación entre niveles de ingreso, raza/etnia/cultura, e interacción familiar. Una prueba más que nos indica que aun requerimos de mucho trabajo conjunto, coordinado y bien diseñado para resolver un problema añejo, y que requiere visualizarse en el largo plazo.
