Por Oni Acosta Llerena | internet@granma.cu
Cuidando su salud, pero con el compromiso de promocionar el disco Con sentimiento cubano: Patria o Muerte, Nachito se encuentra inmerso esta temporada en varios conciertos en Estados Unidos, donde ha colaborado con la Orquesta Sinfónica de Wayzata, Minneapolis, bajo la dirección de la maestra Marlene Pauley
Cuando hace unos pocos meses se presentaba el disco Con sentimiento cubano: Patria o Muerte, del pianista y compositor cubano Nachito Herrera, sin dudas asistíamos a un acto creativo bien interesante y auténtico.
El fonograma, producido para el sello Colibrí y con dirección musical del propio Nachito, tiene diversos cauces conceptuales que lo blindan ante el alud de mal gusto y convencionalismos imperantes en el mercado hoy día.La inclusión de obras de diferentes matrices estilísticas es un recurso muy bien definido en el disco.
Desde el momento en que convergen hacia zonas de incesante búsqueda los diferentes motivos por los que se mueve su protagonista, la mistura de géneros es una fuerte tendencia expresiva donde se cuecen el jazz, la música de concierto de corte universal (Bach o Chopin) y nuestra propia tradición popular y académica. Ello puede percibirse sólidamente con la escucha de obras con la presencia de la Orquesta Sinfónica Nacional, del Coro Nacional y de Habana Jazz, bajo la egida del propio Nachito y donde se nuclean artistas como Javier Zalba, Edgar Martínez, Reinaldo Melian (padre e hijo), Alfred Thompson, Jorge Reyes y otros consagrados músicos de varias generaciones.
Ahora bien, mas allá del consumo discográfico en sí mismo, y donde el bloqueo impide que el disco pueda comercializarse en diversos circuitos en Estados Unidos, Nachito Herrera ha sabido potenciar dicha presencia desde la ejecución en salas de conciertos y teatros en varias ciudades de ese país, donde radica desde hace varios años. Dicha labor posee no solo el empeño personal y artístico del pianista y su equipo de trabajo, sino que debemos sumarle su esfuerzo y voluntades por ser convaleciente de COVID-19.
El hecho de haber estado en coma por varios días no mermó el activismo musical y humanístico de Nachito, imposibilitado ahora de fuertes actividades físicas, pero volcado más que nunca en su música y en el acercamiento a su Patria. A la par de su carrera artística, ha mantenido una constante comunicación y preocupación por hacer llegar donativos a escuelas de arte y hospitales cubanos, así como conciertos y recaudaciones para tales fines.
Cuidando su salud, pero con el compromiso de promocionar el disco que comentamos, Nachito se encuentra inmerso esta temporada en varios conciertos en Estados Unidos, donde ha colaborado con la Orquesta Sinfónica de Wayzata bajo la dirección de la maestra Marlene Pauley. Dichas colaboraciones han fructificado en diferentes presentaciones que se extenderán hasta finales de año, y están enfocadas en difundir el mejor repertorio pianístico universal, específicamente con la interpretación del Concierto No. 2 de Sergei Rachmaninoff en la primera parte.
Luego, algunos de los temas del disco y un estreno: su más reciente creación para piano y orquesta sinfónica, Esperanza, la cual compuso desde la UCI y está dedicada a Cuba. Que se escuche en Minneapolis a Lecuona, Caturla, Frank Fernández y al propio Nachito es muestra de la pujanza de nuestra música. Que otro cubano sea Pianista Steinway es también orgullo.
No por gusto su disco afirma Patria o Muerte.