Los Ángeles, 20 dic (EFEUSA).-
El coloso de los juguetes Toys R US se declaró en bancarrota este año y es la primera Navidad en la que muchos estadounidenses extrañan no poder ir a la tienda a “jugar antes de comprar”.
En 1948, después de haber combatido en la Segunda Guerra Mundial, Charles Lazarus fundó en Washington DC la tienda Childrens Bargain Town, que en 1957 paso a llamarse Toys R US, que literalmente significa “nosotros somos juguetes”.
El concepto de “juguetería estadounidense” que nació con la generación de los “baby boomers” fue rebasado por las compras en internet, por ello Toys R US se declaró en quiebra en junio pasado y cerró más de 700 locales en Estados Unidos.
“Cuando crecí esa era la tienda para ir a buscar juguetes, ir a ver muñecas como Barbie, los Cabage Patch Kids”, dijo a Efe Millie Cerna Castro, de 44 años.
“Cumpleaños, Navidad u otras ocasiones siempre se iban a buscar ahí los juguetes”, recordó la estadounidense de raíces salvadoreñas.
Cerna, madre de Anthony y Daniel Castro, de 11 y 13 años, respectivamente, guarda mantillas y biberones de la sección de bebés, llamada Babys R US, de la época en que nacieron sus hijos, además de una tarjeta de regalo de Toys R US sin usar por el cierre.
Los hoy preadolescentes atesoran robots, carros, pelotas y otros juguetes de Toys R US.
En la primera Navidad sin la cadena de tiendas, se pueden encontrar juguetes de Toys R US, salvo los juegos educativos o muñecos exclusivos con la marca, “pero hay que ir a diferentes tiendas o buscarlos por internet”, dice Cerna Castro.
Los primeros chicos que disfrutaron los juguetes de la tienda madre de Toys R US hoy son ancianos de siete décadas.
Remberto Cerna, de 71 años, quien en El Salvador fue maestro de escuelas rurales, es el padre de Millie.
“Un juego educativo, muy bien pensado, de Toys R US que le compré a mi hija cuando estaba chiquita era para deletrear y construir palabras”, recuerda Cerna.
“Los niños -agrega- podían jugar con todo y cuando uno veía lo que más le gustaba, pues uno compraba eso y no tenía uno que andar adivinando qué comprarles”.
En la ciudad de Pomona (condado de Los Ángeles), el guatemalteco George Samayoa, de 57 años, es propietario de la tienda de juguetes nostálgicos En-Force Collectibles, en la que hoy vende artículos de Toys R Us a coleccionistas.
“Mucha gente los extraña, porque ya no existen”, dice a Efe Samayoa.
Su hermano Edwin compró el rótulo iluminado de la tienda de Toys R Us en West Covina, también en el sur de California, y con el permiso de “los abogados de la franquicia” lo instaló el pasado 7 de diciembre frente a En-Force Collectibles como “tributo” en estas navidades.
“El impacto nostálgico” de Toys R US “tiene que ver mucho con la educación de los niños”, indica Samayoa.
“Una cliente (anglosajona) que vino la semana pasada, venía casi llorando por ver el rótulo prendido”, destaca el juguetero.
“Se lo enseñó a los niños, tomaron fotos, es una cosa muy increíble para mí”, agrega.
Samayoa compró en una subasta en línea un juego accionado con monedas en el que los niños cabalgan en un “jet sky” (moto acuática) estacionario con la jirafa Geoffrey, la mascota de Toys R US.
“Ese juego lo tenían en una tienda y fui a traerlo a Sacramento en camión”, dice.
Algunos locales donde operó Toys R US lucen desolados con los rótulos cubiertos, como el de Burbank, en donde hoy funciona la tienda Toy City, u otro establecimiento en Atwater Village, Los Ángeles, donde hoy venden árboles de Navidad.
Muestras de juguetes Toys R US circulan bajo el nombre de Geoffrey’s Toy Box en una limitada red de tiendas Kroger desde el pasado noviembre.
Empresarios que pagaron por derechos de franquicia poseen tiendas Toys R US en algunos países.
Tanto la familia Cerna como Samayoa coinciden en afirmar que padres de familia y abuelos que prefieren tener en sus manos un juguete antes de comprarlo, esta Navidad tendrán que recurrir a comercios menos especializados.
Un informe reciente de NPD Group titulado “El poder de compra de los abuelos dentro de la industria del juguete” indica que en Estados Unidos las ventas anuales de entretenimientos para niños suman 28.000 millones de dólares.
Una cuarta parte de esa cantidad, “7.000 millones de dólares al año”, es lo que gastan “los consentidores de nietos”, quienes en un 85 % prefieren comprar en “tiendas físicas”.