SAINT PAUL, MN
Entre muchos de los serios problemas de salud que pueden listarse en la sociedad contemporánea, se encuentra la prevalencia de obesidad entre amplios sectores. Obesidad acarrea diversos efectos en la salud, entre las que se encuentra la diabetes, como lógico resultado. Pero el problema de la obesidad es aún más preocupante cuando se presenta a edades tempranas. Son los niños quienes se encuentran más expuestos al consumo de alimentos que no se caracterizan por ser saludables, mayormente debido a lo fácil que es adquirirlos, y sobre todo por la falta de educación al respecto.
Pensando en las familias Latinas, la situación es considerada entre las de mayor importancia, por cuanto que los índices de obesidad se han incrementado dramáticamente en las últimas décadas. Sin embargo, el fenómeno no es exclusivo de esta cultura, resonando igualmente entre otros grupos. Es por ello que se han desarrollado múltiples esfuerzos en el campo de la investigación, a fin de proponer soluciones. Dado que uno de los problemas asociados con la obesidad es también la presencia de enfermedades cardiacas, la Fundación del Instituto del Corazón de Minnesota (Minnesota Heart Institute Foundation), ha dedicado recursos a este esfuerzo.
Derek Hersh, investigador del instituto, y quien condujo una investigación comprensiva y de largo plazo, subraya que hacer que los niños se involucren en la cocina, dentro de casa o en clases de cocina, lleva como consecuencia que esos niños sean más propensos a consumir comida saludable. Los resultados del estudio muestran que programas y clases de cocina pueden tener influencia positiva cuando los niños llegan a seleccionar sus alimentos, optando mayormente por alimentos saludables. Por lo pronto, según se señala en el reporte sobre el proyecto Exploradores de Comida, no es posible aún identificar los efectos de este programa en el largo plazo. Sin embargo, es posible notar cambios positivos que anticipan resultados igualmente buenos a lo largo del tiempo.
“Es importante que los niños se expongan a los alimentos sanos de una manera positiva. Crear hábitos y conductas a esta edad es lo más importante de esto.” Dijo Hersh. Y expresa que su mayor preocupación se deriva del reporte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que estima que más de un tercio de los adolescentes en los Estados Unidos eran obesos en el 2012. Según CDC, ello puede ser consecuencia de una costumbre que inició en los años 80s, cuando comer fuera de casa resultaba efectivo, por cuanto el tiempo y dinero invertidos. El problema es que los alimentos ofrecidos, desde entonces, tienen un alto contenido calórico y bajo valor nutritivo, para poder presentarse con tan bajos precios.
Sara Haas, vocera de la Academia de Nutrición y Dietética (Academy of Nutrition and Dietetics), sostiene que el tiempo es un factor relevante en la selección de los alimentos a consumir. “Tiene mucho que ver con comer alimentos más convenientes, porque los padres no tienen tiempo y quizá no hayan aprendido a cocinar comida saludable.”
Programas como Exploradores de Comida, buscan introducir la enseñanza de nuevos alimentos saludables, y la forma de prepararlos, dirigido a los niños. Lo mejor del estudio, según se reporta, viene con los niños enseñando a sus padres lo que han aprendido, lo cual supone una resonancia positiva. Quienes participaron en el estudio mostraron gran interés en aprender, llegando a proponer cosas nuevas y creativas.
La cocina Latina es rica en creatividad, y por tanto, una magnífica oportunidad para que los niños se involucren en la preparación de los alimentos, incluyendo la selección de los ingredientes y las recetas. Enseñar a nuestros hijos es una magnífica oportunidad para no sólo contribuir a la batalla en contra de la obesidad, sino también para preservar nuestra cultura culinaria.
