SAINT PAUL, MN. Por Carlos Belgrano
Una situación sin precedentes a nivel global, nos la está obsequiando el Covid y sus circunstancias que, de manera sumamente fortuita fagocita los planes de Trump de mutar una enmohecida democracia en USA por una Dictadura que, tampoco cuenta con precedencias ni siquiera remotas.
Un halo de circunstancias del todo fortuitas para este demente lo constituye el hecho que el gringo promedio, hoy se encuentra más expectante por recibir próximamente un cheque por u$s 2,000 que cuánto acontezca aquí y en las inmediaciones de todo el Distrito Federal.
En consonancia con dicho temperamento se encuentran ciento ochenta millones de norteamericanos, a quienes, en el fondo, les importa un rábano lo que suceda a nivel Institucional.
Como tampoco le prestarán ni una mínima atención a si este diabolizado Pato, decide instruir al Pentágono que se coloque en la rampa correspondiente un misil intercontinental de 5 o 10 megatones nucleares en su cabeza y sea disparado con dirección a Irán.
Sería -en mi muy humilde opinión-, la perfecta excusa que podría requerir este lunático para decretar la nulidad de las elecciones y disponerse a abulonarse a su sillón, escritorio y todo el resto del mobiliario del Salón Oval, para permanecer en la Casa Blanca por un período sine die, so pretexto de dos aspectos angulares.
El primero, en virtud a que el casus belli de una guerra abierta contra los ayatolás ya no podría revertirse nunca jamás.
Y en segundo término, toda vez que, si anudamos beligerancia + fraude electoral, contaría él, con todas las cartas del mazo, para eternizarse como un nuevo Stalin.
Evidente sería -en este improvisado tren de conjeturas- que Beijing no se mantendría al margen de una baladronada de semejante magnitud, en el amañado tablero de un nuevo teatro de operaciones internacional.
Pero la respuesta pekinesa, ni por mucho sería inmediata, más bien mediata -léase 60/120 días-.
Si mal no recuerdo, hace alrededor de un mes o tal vez un poco antes, les comenté en una de mis habituales Entregas, mis serias dudas sobre la necesidad que Pompeo viajase a Tel Aviv tan fugaz como repentinamente.
Ahora veo que mis sospechas -también vertidas en el artículo- no eran más que perfeccionar un Acto Preparatorio de una iniciativa militar que, en cualquier caso, debía y muy necesariamente contar con una asociatividad de Israel en tamaño atentado al ya delgado equilibrio imperante en el Levante.
Mercados y patrones monetarios en absoluto colapso, como lo estarán a partir de la venidera semana, no serán más que el decorado exógeno de un estado de cosas en franca decadencia de valores.
Y con un universo vacunatorio en extremo fracaso de inoculabilidad a nivel mundial, creo, va arribando la instancia en el que
los Carteles Periodísticos deberán de ser sometidos a un juicio, aunque más sea en el orden coloquial y retórico.
Porque si esta Pandemia se expande a niveles fuera de control como ya lo está, en gran parte debemos de atribuírselo a esa Prensa Corporativa que, lisa y llanamente ha oficiado hasta hoy, como mera vocera del todopoderoso Cártel Farmacéutico.
En simple homenaje a haber ocultado a toda la opinión pública deliberada y canallescamente que, ninguna fórmula de vacuna lleva en su fórmula un mísero elemento aislante del patógeno y/o agente transmisor del virus.
Lo que torna como de mera y total esterilidad una defensa mínima para evitar la propagación de contagios.
Es de suponer que, nada ni nadie, estimo, podrá detener los devaneos de Trump y sus planes de eternizarse como un mero Mandatario de Facto.
Y suprimiendo cualquier especulación sólo podemos estar contestes de dos resonantes hechos…
Carlos Belgrano. Graduado en Derecho -Universidad de Buenos Aires- 1979. Ex Profesor de Derecho Penal -Parte Especial- Facultad de Derecho -UBA- 1980-1983. Profesor Emérito Universidad de West Virginia 1987-Actualidad.