MINNEAPOLIS, MN. Por Estrella Flores-Carretero
El éxito es una carrera de fondo en la que no conviene detenerse. Instalarse en la zona de confort supone apartarse del camino, y eso significa que otros nos pasarán por delante.
La mayoría de los CEO han empezado de forma modesta y han ido creciendo poco a poco. Pero a los grandes líderes no se les ocurre estancarse cuando llegan al éxito; saben que, si actúan así, corren el riesgo de perder su negocio. La historia empresarial está llena de fracasos estrepitosos por falta de innovación y adaptación a los cambios. Un ejemplo: Kodak.
El mayor enemigo del éxito empresarial es instalarse en la zona de confort. La tentación cuando se alcanza un nivel de competencias y habilidades suficiente es quedarnos como estamos. Tendemos a conformarnos con «lo de siempre», con «así se ha hecho toda la vida» y con «a mí nadie me va a enseñar ahora cómo hacerlo…». La comodidad puede ser una inclinación natural, pero los líderes empresariales harán bien en combatirla.
Riesgos de instalarse en la zona de confort
- El conformismo puede hacer que nuestra empresa se vaya a pique cuando menos lo esperamos, porque, a la larga, implica estancamiento. Seguro que la competencia no se duerme.
- Aunque los empleados puedan ser inicialmente reacios a los cambios, la rutina genera aburrimiento y síndrome de burnout.
- Los retos son importantes para el desarrollo empresarial, profesional y personal.
- No basta con cumplir objetivos; es necesario ver más allá del día a día, aumentar las expectativas de éxito e ir ampliando los límites que nos permitan crecer.
Ejercicios para salir de la zona de confort empresarial
Los líderes empresariales tienen presente en su modo de liderar algunos puntos:
- Recuerdan cada día el espíritu emprendedor que animó en un principio la empresa. Saben que solo si continúan siempre pensando como emprendedores, serán capaces de tener sueños y poner los medios para que se cumplan.
- Se arriesgan a descubrir nuevos talentos. Cuentan con profesionales diversos, gente de otros países, distintas edades, diferentes perfiles profesiones… porque eso les permite enriquecer los puntos de vista que deben animar la corporación.
- Cambian de puesto a las personas para que puedan luchar por nuevas metas profesionales.
- Establecen retos empresariales y recompensan los logros, porque esa es la mejor manera de motivar a los empleados.
- Invierten en formación e innovación. La tecnología avanza y ellos quieren ir por delante.
- Son ambiciosos. Da igual que la empresa sea pequeña, mediana o una poderosa corporación consolidada: el objetivo debe ser siempre fijar la meta un poco más lejos.
Los líderes empresariales buscan la excelencia y se atreven. Porque, como dijo Séneca: “no nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles, porque no nos atrevemos a hacerlas y eso es lo que nos limita”.
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