SAINT PAUL, MN
Asociaciones, sindicatos y grupos comunitarios de Nebraska enviaron este lunes una carta a la legislatura local y al gobernador, Pete Ricketts, pidiendo nuevas medidas para proteger a los trabajadores de las plantas cárnicas industriales, el grupo más afectado por el coronavirus en este estado.
Según datos oficiales, los empleados de los frigoríficos representan casi el 20 % de los 25.000 casos de COVID-19 en Nebraska, con unos 4.800 contagios, 218 hospitalizaciones y 19 muertes entre esos trabajadores.
La carta, firmada por 25 organizaciones, afirma que el gobernador Ricketts “fracasó en sus acciones ejecutivas” para que se implementasen medidas de protección dentro de las plantas procesadores de carne de res y de aves, y piden ahora una ley.
Piden que se cumpla con el distanciamiento físico de 6 pies dentro de estas plantas, que se realicen exámenes de salud de los trabajadores y que reciban beneficios extras, como días pagos por enfermedad.
“A la vez que muchos de los residentes en Nebraska se quedaron en sus hogares durante los últimos meses para mantener la distancia social por el COVID-19, los trabajadores de los frigoríficos continuaron trabajando todos los días, todos los turnos, para que nosotros tuviésemos carne en nuestras mesas”, dijo Sergio Sosa, director ejecutivo del Centro de Trabajadores Heartland, en Omaha.
“El número de trabajadores en las empacadoras de carne que se contagiaron con el COVID-19 es desproporcionadamente alto en comparación con la población en general”, agregó en un comunicado.
El pasado 12 de mayo, Sosa mantuvo un encuentro con Ricketts, pidiéndole al mandatario que interviniese “para reducir el sufrimiento tremendo” entre los trabajadores hispanos (la mayoría de la fuerza laboral dentro de los frigoríficos) e le instó a promulgar “nuevas medidas de seguridad” en los nueve frigoríficos en la zona de Omaha.
En aquel momento, Sosa había expresado que no había ni suficiente protección si suficientes cuidados médicos para esos trabajadores.
En la actualidad, el problema alcanza una nueva dimensión porque, sin un control apropiado de la situación dentro de los frigoríficos, corre peligro la reapertura de las escuelas en Nebraska, por lo menos en aquellas ciudades como Omaha, Lincoln y Grand Junction donde las procesadoras de carne siguen siendo importantes centros de contagio.
De hecho, según un reporte del Centro Médico de la Universidad de Nebraska difundido el pasado viernes, mientras el índice de contagio sigue siendo algo, e incluso sube como sucede en las tres ciudades mencionadas, el regreso a clases sólo contribuirá “a un aumento en la transmisión de la enfermedad”.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) de Nebraska, el Centro de Asuntos Rurales de ese estado, varias congregaciones de la Iglesia Metodista Unida, el Centro de Ayuda Legal para Inmigrantes, la Comisión Latinoamericana de Nebraska (dependiente del gobierno estatal), el Sindicato de Granjeros, la Asociación de Abogados Hispanos y la Universidad Creighton, entre otros grupos, firmaron la carta enviada a los legisladores.