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RENDIR CUENTAS, LA META TRAS DÉCADAS DE LUCHA CONTRA LOS ABUSOS EN LA IGLESIA

Rendir cuentas, la meta tras décadas de lucha contra los abusos en la Iglesia

SAINT PAUL, MN

“Estamos esperanzados de que los responsables de los abusos en iglesias de Pensilvania rindan esta vez cuentas ante la Justicia”, dice a Efe Richard Serbin, un abogado que lleva décadas luchando contra el acoso de curas a niños en este estado de EE.UU.

El letrado se muestra optimista después de que la Corte Suprema de Pensilvania publicara en agosto un informe de un gran jurado que documenta 300 supuestos casos de “sacerdotes depredadores” sexuales en seis de las ocho diócesis del estado, y en el que identifica a 1.000 menores víctimas desde 1940.

Centenares de esos niños y adolescentes en su día son representados por el propio Serbin, ahora “optimista” con el desarrollo de esta investigación en curso.

“La recomendación del gran jurado abrió una ventana de oportunidad para que haya justicia para los supervivientes de abusos y corrobora que los párrocos han violado a niños durante muchos años”, valora el abogado, que inició su batalla contra la Iglesia de Pensilvania hace más de 30 años.

A lo largo de su carrera, Serbin ha visto cómo el diario The Boston Globe destapó en 2002 un escándalo que involucró a cientos de curas de la Archidiócesis de Boston y cómo la Archidiócesis Católica Romana de Los Ángeles alcanzó en 2007 un acuerdo de más de 600 millones de dólares con 500 víctimas de abuso sexual, entre otros.

Ahora, el estado en el que él ha combatido a la Iglesia a lo largo de tantos años es favorable a que los sacerdotes que abusaron de los menores durante décadas “rindan cuentas”.

“Ha existido mucha deferencia hacia la Iglesia por el poder que tiene o ha tenido; los fiscales y la policía han mirado hacia otro lado durante mucho tiempo. Pero esto está cambiando”, comenta Serbin, que anima a más víctimas a dar a conocer sus casos.

Más allá de las penas y multas económicas que el Tribunal Supremo de Pensilvania pueda imponer, el letrado considera que exponer los abusos a la opinión pública “es el camino a seguir para que la gente sea consciente del problema y reclame cambios legislativos para impedir estas actitudes en el futuro”.

Serbin reconoce que lo más importante al tratar con víctimas de abusos sexuales es “escuchar y creer”.

“Mi experiencia con cientos de víctimas de abusos sexuales cuando eran niños apunta que normalmente los supervivientes minimizan lo que ocurrió, más que exagerarlo, para cubrir sus heridas”, analiza.

Serbin insiste en recordar que “la confianza y el honor de estas personas damnificadas fue traicionado cuando eran menores”, por lo que “escuchar y responder preguntas de manera honesta es la mejor manera de comunicarse” con ellas.

El letrado cree que las pesquisas en Pensilvania, ahora investigadas también por el Departamento de Justicia estadounidense, pueden “animar” a fiscales generales de otros estados a abrir sus propias indagaciones.

“Este es un problema sistémico, no solo de Pensilvania. En otros lugares del país, Suramérica, Irlanda o Australia también se han destapado cientos de casos en las últimas décadas”, recuerda Serbin.

En su opinión, el ambiente de las iglesias ha sido proclive para que se cometan violaciones a niños durante varios siglos.

“Los violadores de niños sabían dónde estaban los menores y tenían acceso a ellos convirtiéndose en curas. Tenían el respeto y admiración de los pequeños y la protección de la Iglesia para cometer esas atrocidades”, relata.

A lo que añade, enfadado: “la Iglesia ha preferido tolerar estos disparates contra los niños con el único propósito de proteger su reputación. Es asqueroso”.

La larga cruzada de Serbin contra los abusos en numerosas diócesis de Pensilvania parece que llegará, tarde o temprano, a su objetivo. “Estamos esperanzados”, repite antes de acabar la conversación.


 



 

  

 


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