SAINT PAUL, MN
Rosie Herrera y su compañía, visitan Minnesota, y traen consigo una propuesta dancística innovadora y sumamente atractiva. Herrera tiene descendencia Cubana y Puertorriqueña por lo que, dice, lleva el amor por el baile y la danza muy dentro de sí.
Herrera, quien se presentara por primera ocasión en el Northrop de la Universidad de Minnesota, expresó haber sentido alguna presión en el pasado por abrazar una carrera estable, que le permitiera mantener un nivel de vida y que le diera la estabilidad emocional y económica con la que sus padres pensaban era importante. Sin embargo, Rosie se inclinó por ser una artista, comenzando una breve carrera en teatro, para explorar pronto el ámbito de la expresión corporal mediante la danza.
Su inclinación por la danza contemporánea se ve matizada por el deseo de trasmitir mensajes radicales. Mensajes con sentido, y que pudieran ser interpretados dentro del contexto actual. Por ello, nos advierte Herrera, habrá que asistir a la presentación con mente abierta dispuestos a reír, a llorar, y a gozar de la danza y el baile.
Para Herrera, la forma de bailar que desarrolla se ha visto influenciada por diversas personalidades, destacando uno de sus tíos, quien bailaba con singularidad a grado tal que pareciera un poema visual. A él le siguen las influencias cinematográficas, visuales, de Federico Fellini, quien sustenta gran parte de su narrativa fílmica en imágenes y en cierto grado coreografías visuales que dan vida a sus filmes. Miss Piggy, y “mi gente”, han ofrecido igualmente elementos definitorios en la construcción de su propuesta artística.
Con la selección de temas que, espera Rosie, lleguen al corazón, que motiven los instintos de la audiencia, la directora de su propia compañía desea que se imponga la tiranía de ser inteligente y se ser honestos, valores ambos que tan escasos se encuentran en los días corrientes. Pero al hacerlo, busca también la precisión en cada movimiento, en cada coreografía unas propuestas pulidas, con la intención de impulsar los sentidos de los espectadores tanto como los bailarines sean capaces de lograrlo.
En esta ocasión Rosie Herrera y su compañía de danza presentan dos piezas. Cookie’s Kid es un solo, un ejercicio que la misma Rosie interpreta, y que hace por vez primera. En esta obra, la directora y creadora busca explorar la memoria muscular. Mezclando técnicas cinematográficas, con cabaret y baile, Rosie Herrera expone cómo nuestro cuerpo acarrea consigo una fuerte memoria, que nos construye como seres rebeldes, fuertes, vulnerables y hasta etéreos. Pero también, y sobre todo, resistentes.
Carne viva, con la participación de cuatro bailarines, presenta un ejercicio que se inserta en la violencia de la trascendencia, a través de la rendición personal, y espiritual que permiten la práctica de una transubstanciación emocional y física. Con la identificación de las dicotomías que se desarrollan en todo tipo de relación, la directora incluye temas relacionados con nuestras creencias religiosas y románticas, como seres vivos que nos involucramos en diversos niveles de interacción y relación en nuestras vidas cotidianas.
Rosie Herrera nos invita a despojarnos de nuestros prejuicios y nuestras pre-concepciones sobre la danza, que aceptemos su invitación a ser nosotros ante la propuesta dancística que trae consigo, y a estar preparados para gozar, sufrir y bailar.
No te pierdas de la oportunidad de conocer a Rosie Herrera y su compañía de danza, que se presenta en el O’Shaughnessy en la Universidad de St. Cahterine. La presentación es este viernes, 13 de octubre, a partir de las 7:30 PM.
