MINNEAPOLIS, MN
En un giro sorprendente, habida cuenta de las investigaciones que se están llevando a cabo en torno a la colisión entre políticos rusos y miembros del equipo de campaña del hoy presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el presidente de Rusia, Vladimir V. Putin, anunció este domingo que la misión diplomática de los Estados Unidos en Rusia, debería reducirse en 755 empleados.
Esto ha sido visto como una reacción agresiva a las nuevas sanciones que el país de las barras y las estrellas ha impuesto en contra de la misma Rusia.
Apenas la semana pasada, el 22 de julio, el congreso norteamericano había logrado un acuerdo para imponer sanciones como castigo en contra de Rusia por su involucramiento en la alteración del proceso electoral en el país, además de una serie de prácticas agresivas en contra de países vecinos. El acuerdo del congreso se generó en contra de lo manifestado por el presidente en torno a contar con flexibilidad para justar las sanciones propuestas a sus iniciativas políticas con el gobierno de Moscú.
Dentro de los Estados Unidos, podría ocurrir que Trump decidera ejercer el veto a las sanciones propuestas por el congreso, lo cual sería tomado como una ratificación de actuar en contubernio con el presidente Putin, o firmar la propuesta, imponiendo acciones a las que se ha opuesto dentro de su administración. Sorprendiendo a propios y extraños, Trump ha indicado que firmaría la propuesta del congreso, para que entre en vigencia inmediata.
Desde Rusia, la reacción no se ha hecho esperar, y Putin advierte que ha perdido la paciencia en espera de que las relaciones entre Rusia y los Estados Unidos mejoren. Indicando que las sanciones impuestas muestran que ello no es así, el presidente ruso ha indicado que la reducción en el número de empleados autorizados a trabajar dentro de suelo ruso como parte del cuerpo diplomático estadounidense, busca provocar inconformidad y molestia en Washington y sus representantes en Moscú.
En su declaración, Putin indica que hoy laboran más de 1,000 empleados de los Estados Unidos en Rusia, entre diplomáticos y trabajadores técnicos, indicando que 775 de ellos dejarán de desarrollar sus actividades. Ello, indicó el presidente ruso, es una mordida, como si dejara en claro que el oso ruso sigue ahí, asechando, y respondiendo a cualquier provocación.
Mientras tanto, dentro de la administración del gobierno estadounidense, se ha expresado consternación por la posición del presidente ruso, indicándose, por parte del Departamento de Estado, que se estaría considerando el impacto de la acción anunciada, y la forma en la que se dará respuesta a ello.
En la reciente reunión de los 20 líderes mundiales, en la que se desarrolló un encuentro oficial entre Putin y Trump, pareciera haberse planteado un acercamiento claro entre ambos líderes, rompiendo una tradición de confrontaciones con base a posiciones políticas diferentes, y formas de plantear la interacción internacional en forma distinta. Acaso más cercana y colaborativa. Pero los acontecimientos de esta semana, parecen más bien volver al clima prevaleciente durante el período de la Guerra Fría, en la década de 1980.
Por lo pronto, reconocen especialistas en el tema, la acción de Rusia es limitada, con la afectación a un número pequeño, pero significativo, de ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, esto puede ser sólo el principio de acciones más significativas.
