MINNEAPOLIS, MN.
Al menos el 61 % de adultos en Estados Unidos -un total de 184 millones de personas- podría padecer algún tipo de enfermedad cardiovascular (ECV) de aquí a 2050, según un estudio publicado este martes por la American Heart Association.
El informe también detalla que uno de los principales factores de riesgo que impulsará esta cifra relativa a cardiopatías, y también a ictus, sería la hipertensión arterial.
En el horizonte temporal que abarca hasta 2050 aumentarán además otros factores o enfermedades relacionadas como la diabetes, que crecerá un 26 %, y la obesidad, que afectará a más de 180 millones de personas (un 60 % más que en 2020), de los cuales 26 millones serán niños y jóvenes de entre 2 y 19 años. Por su parte, aproximadamente 45 millones de adultos padecerán algún tipo de ECV -sin contar la hipertensión-, con un mayor incremento en los casos de ictus, que crecerán un 6,4 % con respecto a 2020, perjudicando a casi 20 millones de adultos.
La prevalencia de las ECV varía según los grupos raciales y étnicos, y en este sentido el número total de personas con cardiopatías aumentará sobre todo entre adultos hispanos, aunque también se verán cifras más elevadas entre asiáticos.
Además, se espera que los adultos negros tengan la mayor tasa de hipertensión, diabetes y obesidad.
Desde 1924, las cardiopatías han sido la principal causa de muerte en EE.UU. y, en conjunto, matan a más personas que todas las formas de cáncer y enfermedades respiratorias crónicas juntas: casi 1 millón de personas fallece cada año a causa de una enfermedad cardiovascular.
Por ello, la asociación incide en que se necesitan cambios “más amplios” en las políticas públicas para abordar problemas estructurales como la pobreza o el racismo, que impiden que una persona pueda tener una vida más sana o permitirse un seguro privado.
El sistema sanitario de Estados Unidos está dominado mayoritariamente por empresas privadas, como Medicare o Medicalaid, que ofertan seguros médicos con precios elevados.
A pesar de los datos, la entidad señala que aún es posible cambiar esta perspectiva y reducir los costes totales de las ECV -que se triplicarán de aquí a 2050- con “inversiones estratégicas en prevención y tratamiento cardiovascular”.