SAINT PAUL, MN
La nueva temporada de teatro, 2015-2016, ha comenzado en el Ordway. Y abre con un musical de producción local, que se basa en una ópera escrita por W. S. Gilbert, y que fue estrenada inicialmente en diciembre 31 de 1879. La obra es una ópera cómica, que hace mofa al deber como premisa para mover lealtades y compromisos. Como toda ópera, es una historia de amor, con canciones y con un ritmo frenético para contar en 2 horas y 30 minutos, una colección de absurdos y disparates que obligan al espectador a reír a lo largo de ella.
Ah! Pero la presentación en el Ordway no es la ópera original, sino un musical, cargado de miles de detalles que hacen de la misma, una comedia actual, viva y llena de motivos para disfrutar.
Para comenzar, el escenario es fantástico. No tan solo por ser el Ordway, sino porque la escenografía muestra una impresionante capacidad de desarrollo y creatividad. Un barco aparece a lo “lejos”, disparando su cañón, para luego “acercarse” en perspectiva, cargado de los piratas que en el navegan… y de pronto, un chirrido: ¡Sí! Se trata de una obra de piratas, y se titula Piratas de Penzace.
La trama fluye sin sorpresas al principio, pero con mucha viveza: un grupo de piratas desciende en una isla aparentemente abandonada, y en ese momento se realiza una ceremonia para otorgar independencia a Frederic, quien era aprendiz de pirata hasta sus 21 años, y quien en ese momento se entera que lo fue, gracias a un error de su mentora, Ruth, una servidora de los piratas, quien confundió los deseos de Frederic por ser PILOTO y no PIRATA.
Frederic es libre entonces, y los piratas, bajo el mando del Rey Pirata (interpretado magistralmente por Brando O’Neil), aprovechan para deshacerse de la misma Ruth (que es interpretada por Kersten Rodau, actriz regular del Ordway) ofreciéndola en matrimonio al joven Frederic, quien la mira con escepticismo, al reconocer que ella es la única mujer que conoce, y por tanto ignora si Ruth es bella o no.
Pero, como era de esperarse, la isla no estaba abandonada, y la trama se enriquece con la aparición de 11 jóvenes, hijas del Mayor-General Stanley (también brillantemente interpretado por Gari Briggle, quien cuenta con gran experiencia en Brodway, y quien ha sido nominado para diversos premios por actuación), quienes son todas jóvenes y llenas de vida y ambiciones.
Los piratas, que se habrían marchado, vuelven a la isla, y descubren a las jóvenes que viven con su padre, llegando a perdonar la vida del Mayor-General Stanley, tan sólo por el argumento de que es un huérfano, tal y como todos los piratas, lo cual llama al deber de protección mutua. Una mentira que, si bien salva su vida por un momento, habrá de ser rebelada más adelante, causando mayores complicaciones.
Una paradoja pasa a ser crucial también, cuando que Frederic (en manos de Hunter Ryan Herdlick), habría nacido en un año bisiesto, justo el 29 de febrero, y por cuanto el contrato que ha firmado señala que será emancipado cuando cumpla su 21 cumpleaños. Esto es, cuando hayan pasado “apenas” 84 años desde su nacimiento.
Se trata de una obra musical intensa, con un gran ritmo, y que impide al espectador dejar de poner atención en ningún momento, pues se espera la próxima secuencia de hilaridad. Con Anne Eisendrath, quien pareciera tener poca experiencia actoral y que sin embargo presenta una alta calidad en su canto, interpretando a Mabel, quien será la hija mayor del Mayor-General y prometida de Frederic, las interpretaciones musicales son enteramente disfrutables, intensas y llenas de motivos para reír a todo pulmón.
Una cosa que llama poderosamente la atención es cuando ocurren matrimonios por docena, y el último, precisamente el 12avo, ocurre entre un pirata y un policía. El público aplaudió ferozmente, acaso por el contexto en el que esto se presenta, acaso porque resuelve feliz y sorpresivamente la duda sobre el último pirata a contraer matrimonio.
En estos tiempos de debates pre-electorales, de crisis social en diversas partes del mundo, de crisis económica en Grecia… Piratas de Penzance surge como un oasis, o una isla fantástica, para disfrutar un fin de semana con la familia, con los amigos, con los colegas, y tomar como pretexto eso para volver y disfrutarla no una sino tantas ocasiones como podamos hasta que salga de cartelera el 16 de agosto de este año.
No dejes de disfrutar una obra producida localmente, de muy alta calidad, y con un contenido disfrutable de principio a fin. ¡Ve al Ordway!
